El gas para Argentina
Sin que sorprenda, nuevamente se ha conocido información sobre el difícil cumplimiento del contrato de compraventa de gas natural firmado entre Bolivia y Argentina. La dificultad de honrar este compromiso contractual con el país limítrofe ha derivado en la firma, hasta la fecha, de cinco adendas que tienen el común denominador de reducir los volúmenes originalmente pactados, con el fin de evitar onerosas multas para YPFB.
En tanto se negocia una sexta adenda, se ha establecido un convenio provisional hasta marzo para enviar 7,5 millones de metros cúbicos diarios (MMCD), que distan de la remisión de un mínimo de 8 MMCD para verano y un máximo de 14 MMCD para invierno. Al cabo de estos dos meses, YPFB espera sumar la producción de dos nuevos pozos para llegar a 10 MMCD en invierno. Actualmente, se estima una producción global de entre 43MMCD y 45,65 MMCD, de los cuales hasta 13 MMCD se consumen en el mercado interno y otros 20 MMCD se destinan, en promedio, al contrato con Brasil, lo cual explica los problemas de la petrolera estatal para cumplir este compromiso.
Ya en 2006, en oportunidad de la firma de este convenio de suministro, en plena efervescencia de la “nacionalización”, los expertos advirtieron sobre la falta de un volumen suficiente para cumplir con un cronograma de entrega que establecía 7,7 MMCD en 2007, hasta 16 MMCD entre 2008 y 2009 y, finalmente, 27,7 MMCD entre 2010 y 2027, cuando finalizará el contrato por 20 años. Dichos volúmenes se han ido reduciendo mediante las mencionadas adendas, en la medida en que se constataba la modesta capacidad de ampliar la oferta de YPFB, debido a una política hidrocarburífera que no ha dado resultados positivos.
La “nacionalización”, que en realidad fue una renegociación de contratos con las empresas petroleras que operan en el país, desincentivó la exploración y condujo a la sobreexplotación y acelerada declinación de megacampos como San Alberto y San Antonio, sin que se repusieran reservas. Sin nuevas inversiones significativas, la industria gasífera se estancó y uno de sus efectos es el incumplimiento estructural del contrato con Argentina.
Dada la paralización de este sector clave de la economía, que incluso se refleja hoy en la importación de crudo, es necesaria una reforma que, dejando atrás el apasionamiento ideológico, establezca nuevas bases para la reactivación, crecimiento y desarrollo de esta industria. Esto implica desde un cambio en la Constitución hasta la actualización de la ley sectorial. Pero, sobre todo, se precisa voluntad política para llevar a cabo estas imprescindibles modificaciones, y un diálogo amplio. Si no se asume esa responsabilidad, es previsible que el sector hidrocarburífero seguirá en una espiral de crisis que convertirá al país en importador de gas natural, como ya se ha previsto.