El comercio y basurales convierten al centro de Quillacollo en zona insegura
La expansión del comercio y la proliferación de basurales han convertido a por lo menos cuatro barrios de la zona central de Quillacollo en áreas inseguras, donde los robos y las peleas ocurren a diario.
Entre las organizaciones territoriales de base (OTB) afectadas con estas problemáticas se encuentran Central, Pacheco, Albina Patiño y General Camacho.
“Vivir en la zona central antes era un lujo; ahora, es complicado porque estamos en medio de mucho comercio. Uno no puede ni parquear su vehículo, no hay transitabilidad, las aceras fueron avasalladas completamente por los comerciantes”, indicó una vecina, Judith Laura Siles.
Cuestionó que la Alcaldía no haga cumplir las normas municipales que prohíben los asentamientos de vendedoras en las calzadas y calles del casco viejo, quienes, tras la pandemia de Covid-19, se han apoderado de las avenidas colindantes a la plaza Bolívar.
Otra vecina, Lucy Mendoza, comentó que la proliferación de comerciantes y paradas de transporte provocaron que las avenidas Héroes del Chaco, Waldo Ballivián y General Pando sean puntos de acopio de basura que están causando “enfermedades gastrointestinales” a las personas que viven en la zona.
“Los comerciantes ensucian por montones, generan harta basura y lo dejan en las calles, eso sumado a lo que gente trae de otros lados y bota causa que la plaza Bolívar sea un punto de acopio”, dijo.
Mendoza remarcó que hace 15 años los vecinos tenían mayor libertad para desarrollar sus actividades económicas hasta altas horas de la noche, al igual que los peatones podían circular sin obstáculos.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la situación de tornó crítica, al punto de que los transeúntes deben disputar con las vendedoras y los transportistas para caminar libremente por las calles.
“Estamos cansados. Nos ha colocado como cuatro hileras de puestos de comerciantes y cantidad de paradas de taxis, trufis. Y no se puede ni salir de nuestras casas. Corremos mucho riesgo, constantemente hay accidentes, nos sentimos avasallados y desprotegidos porque ninguna autoridad pone orden”, complementó.
Siles mencionó que, pese a los reclamos presentados a la fecha, ni el Ejecutivo municipal ni el Concejo han atendido sus demandas, y aseveró que más bien las vendedoras continúan ampliando sus puestos y afiliando a sus sindicatos y federaciones a más personas.
En un recorrido realizado por Los Tiempos se constató que cientos de comerciantes ocuparon casi la totalidad de aceras y vías dos cuadras a la redonda de la plaza Bolívar.
Sobre este tema, el intendente municipal de Quillacollo, Luis Céspedes, informó que se realizó un cronograma de trabajo para controlar a las comerciantes debido a que los 70 guardias no abastecen para mantener el orden.
“Estamos trabajando con la regulación de comerciantes en las calles, sabemos que están asentados de forma irregular, pero tienen sus sindicatos y estas organizaciones están consolidadas”, subrayó.
Céspedes anunció que después de la festividad de la Virgen de Urkupiña se retomará el censo de comerciantes en coordinación con las federaciones para de a poco avanzar en el ordenamiento.
“Quiero aclarar que hacemos controles de forma constante. En el caso de la plaza Bolívar, no permitimos asentamientos de comerciantes. Tenemos guardias desde las 7:00 hasta las 22:00. La plataforma está protegida por una ley municipal, tampoco hay vendedoras en El Prado ni el frontis del estadio”, resaltó.
Entre tanto, el ejecutivo de la Federación de Trabajadores por Cuenta Propia de Quillacollo, Hermenegildo Castillo, observó la creación de brigadas de control por parte de comerciantes afiliados a otra federación y agregó que se apoya la propuesta de un ordenamiento, pero este debería realizarse respetando el censo de 2010 y no pretenderse levantar otros datos.