Urkupiña ostenta su fe y esplendor al mundo con el sueño de ser patrimonio
Más de 50 mil danzarines y músicos dieron vida ayer a la fastuosa entrada folklórica de la Virgen de Urkupiña en Quillacollo.
La postulación de la festividad ante la Unesco para que sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad motivó a los fraternos a estrenar trajes, esmerarse en la coreografía y derrochar alegría y color.
El entusiasmo de los fraternos fue recompensado con aplausos de los cientos de espectadores, quienes desde las graderías acompañaron la peregrinación hecha danza.
Después de bailar por más de cinco horas, decenas de bailarines de rodillas y emocionados llegaron hasta los pies de Patrona de la Integración Nacional, en el templo San Ildefonso, para cumplir con sus promesas y agradecer.
Tras recorrer 4,5 kilómetros zapateando al ritmo del salay, Gabriela Villarroel relató que este es el primer año que baila para pedir salud y trabajo.
“Hice el recorrido con mucha fe y devoción. Me preparé por meses para aprender los pasos y a pesar del cansancio y de todo he cumplido con la virgencita. Eso es impresionante”, comentó.
En tanto, Verónica Pérez, otra devota que este año bailó caporales por tercer año, relató que su devoción por la virgen es inmensa, por lo que no escatima en gastos ni en superar inconvenientes como la distancia para cumplir con su promesa.
“Vine desde Santa Cruz, lo único que le pido es bienestar para mi familia y me lo ha cumplido. Estoy contenta de verla otra vez”, destacó.
La festividad congregó ayer a 72 fraternidades. El presidente de la Asociación de Fraternidades de la Virgen de Urkupiña, René Valdez, dijo que la cantidad de bailarines fue menor en comparación con otros años, debido a que esta gestión la entrada coincidió con un día hábil de trabajo.
“Como tampoco se declaró feriado, muchos bailarines no están participando, pero como asociación estamos presentes con alegría y esperamos que la fiesta sea patrimonio”, afirmó.
Asimismo, mencionó que por la postulación se recomendó a los fraternos evitar el consumo excesivo de bebidas alcohólicas. Sin embargo, en un recorrido se evidenció que algunos fraternos hicieron caso omiso, pese al intenso control.
La falta de pasos peatonales y el caos que generó el asentamiento de comerciantes en los alrededores de la ruta de la entrada folklórica son algunos aspectos negativos que molestaron a los feligreses. Por los alrededores de la plaza Bolívar se registraron extensas filas.