Vicsum, fábrica de máquinas industriales a pedido
El taller de Víctor Suaznábar Morales tiene una historia de más de 40 años, pero quizá un punto que marcó un viraje en su historia fue hace como 25 años, cuando una parte de la familia se dedicaba al taller de cerrajería y la otra parte administraba un restaurante. En este último negocio se quejaban de cómo costaba pelar las papas. Entonces, don Víctor, después de darle vueltas al asunto, diseñó y construyó la primera peladora mecánica de papas. Al final no lo utilizaron ni siquiera un año, porque el restaurante cambió de dueño, y la máquina se puso a la venta.
Ése fue el punto de inicio para que, posteriormente, se consolidara la empresa familiar Vicsum y una cadena de máquinas a pedido, ralladoras y picadoras de papa, mezcladoras y torradores de alimentos, silpancheras, hamburguesera, amasadoras, sobadoras, turroneras, laminadoras, licuadoras industriales, motores, bombas sanitarias y hasta batidoras eléctricas de helados.
Todos estos productos, muchos de los cuales ya se construyen en serie, y los que el cliente solicite, se construyen en la fábrica instalada e su domicilio particular en Arocagua, donde la empresa ya tiene buena fama.
Sin embargo, según explica Lilian Suaznábar, hija del gerente propietario y encargada de la parte administrativa, no todo fue fácil: había que romper el estigma de que los productos bolivianos eran malos y creer que sólo lo importado es de calidad. Eso tomó su tiempo, con invitaciones a los empresarios e industriales a que probaran su producto de forma gratuita e incluso presentándolo como un producto brasileño, como ocurrió con el encendedor Inferno, diseñado para parrilladas.
Con el tiempo, las máquinas Vicsum se fueron imponiendo por varias razones: primero la diferencia de precio, pues las máquinas importadas costaban hace 25 años unas 10 veces más que las nacionales (hoy están casi a la par, pues las Vicsum subieron la calidad del material y eficiencia y las foráneas tuvieron que bajar precios para competir).
Otra ventaja es que Vicsum trabaja a pedido, es decir puede adaptar la máquina a la necesidad de su cliente. La familia recuerda que la dueña de una silpanchería, una anciana cansada de amortajar la carne, les pidio una máquina que la librara de este trabajo. Lograrlo tomó casi tres meses, hasta que se consiguió, aunque para entonces la cliente había fallecido, pero fueron las dueñas de otros restaurantes las que reclamaron el producto.
Tercera ventaja, Vicsum ofrece asesoramiento y acompañamiento, además de garantía de un año. Cuarto, Vicsum tiene los repuestos a mano… en fin, son muchas las ventajas por las que poco a poco esta empresa fue consolidándose.
25 años después, la familia quiso recuperar su primera peladora de papa y ofreció a la compradora una peladora nueva, pero la propietaria no quiere. Dice que la maquinita le trajo suerte y aún la conserva funcionando.
"Víctor Suaznábar lleva más de 40 años innovando con máquinas que hacen frente a la importación"
40 AÑOS DE TRAYECTORIA
Víctor Suaznábar Morales, de donde proviene el acrónimo Vicsum, lleva más de 40 años trabajando en maquinarias. Comenzó en Oruro.
Después viajó a Brasil, donde vivió con su familia por cinco años. Allí ingresó a un instituto, de donde egresó como técnico superior en máquinas industriales. Después volvió a Bolivia, donde instaló una cerrajería.
Su primera máquina propia: una peladora de papas. Después llegaron todas las demás, según los pedidos de sus clientes.
Hace 12 años, la empresa se consolidó oficialmente con el nombre de Vicsum.
Participó en varias ferias especializadas y ganó varios premios por su innovación.
Actualmente, los siete hijos toman parte en la sociedad empresarial: Lilian, Walmir, Joao, Lenny, Rocío, Herson y Norka. Además, la madre, Victoria, se hace cargo de los encendedores Inferno.
Algo que llena de orgullo a la familia es que prácticamente muchas empresas tienen alguna maquinaria Vicsum: PIL, IC Norte, salteñas Tiki, gran cantidad de restaurantes y empresas que proveen el desayuno escolar.