La orden de arresto de la CPI contra Vladímir Putin complica los planes de su política exterior
El presidente ruso, Vladímir Putin, afronta un serio dilema tras la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), que le impide viajar, teóricamente, a más de la mitad de los países del mundo.
“Incluso el espacio postsoviético ha dejado de ser un lugar seguro” para Putin, comentó una fuente del Kremlin al diario digital Meduza.
Putin tendrá que hilar muy fino a partir de ahora, ya que 123 países han firmado el Estatuto de Roma, el tratado fundacional del CPI, y otra treintena lo han suscrito, pero no lo han ratificado.
Desde el comienzo de la campaña militar rusa en Ucrania, el líder ruso ha sido muy cuidadoso con sus viajes al exterior. De hecho, Irán es el único país al que ha viajado fuera de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI).
Viajar o no viajar
La administración presidencial reconoció que la decisión fue un “paso inesperado” para el que el Kremlin no estaba preparado. Por eso, la reacción ha sido tan furibunda.
Putin ya había reducido al mínimo sus viajes debido al coronavirus y su única visita a Occidente desde entonces fue su reunión en Ginebra con el presidente de EEUU, Joe Biden, en junio de 2021.
Ahora, con la orden emitida por La Haya el 17 de marzo, Occidente queda completamente descartado, al igual que Europa del Este, aunque Hungría rompió filas y asegura que no arrestará a su aliado.
Aunque EEUU nunca firmó el tratado, la Casa Blanca no sólo ha acusado al jefe del Kremlin de ser “un criminal de guerra”, sino que quiere que Putin rinda cuentas.
En África son mayoría los países que reconocen la jurisdicción del CPI; mientras en Asia, China, Turquía e India nunca llegaron a firmar el tratado.
El Kremlin no puede garantizar su seguridad
De cara a su reelección en 2024, el Kremlin tenía previsto promover la imagen de Putin como un defensor de los países en desarrollo frente a la explotación occidental.
Pero para convencer a los rusos de que Putin “tiene más amigos que detractores” se necesitan viajes al exterior, cuando el Kremlin admite ahora que no sabe cómo garantizar la seguridad del jefe de Estado.
De hecho, aunque dudan mucho que algún país postsoviético se atreva a arrestar al jefe del Kremlin, éste no correrá ni el mínimo riesgo, ya que cualquier paso en falso puede salir muy caro.