Pensar hacia otras economías
La mayoría de las OECA’s no tienen dónde vender sus productos, las normas establecidas no las promueven, compiten en las mismas condiciones y reglas que una empresa privada, además la población prefiere consumir productos cultivados con transgénicos y de bajo costo a pagar un precio justo
¿Por qué es necesario hablar en estos tiempos de otras formas económicas no capitalistas?
En el mundo se habla de dos tipos de pensamiento económico: el pensamiento ortodoxo tradicional y el pensamiento económico heterodoxo. El primero es el main stream que ordena el mercado y domina las reglas de juego, es el pensamiento económico neoclásico que tiene presencia en diferentes partes del mundo a través del capitalismo, no sólo en los países ricos, sino en cualquier rincón del mundo a través de las multinacionales. En cambio, el segundo, el pensamiento heterodoxo, agrupa una diversidad de pensamientos y corrientes económicas muy poco valoradas y estudiadas, como: los economistas keynesianos, postkeynesianos, marxistas, ecologistas, institucionalistas, evolucionistas, socio-economistas, entre otros. El objetivo no solamente es explicar formas alternativas al pensamiento económico neoclásico, sino también crear conceptos, categorías y explicaciones científicas, claras y rigurosas.
Frente a esto, cuando nos referimos a pensar hacia otras economías, nos referimos específicamente a la economía social y solidaria, que se viene desarrollando en diferentes partes del mundo. Al respecto existe una infinidad de experiencias diversas, desde Francia, Brasil y Bolivia. Este tipo de economías se deben sobre todo a emprendimientos asociativos, sean estos rurales o urbanos, donde se destaca sobre todo la capacidad de organización de sus miembros, por lo tanto, estas empresas comunitarias, asociaciones o cooperativas no son públicas ni privadas, sino que responden a necesidades de un colectivo, además no se trata solamente de ciertos principios morales y comportamiento individual fraterno con las personas cercanas, sino en consensos para lograr una institucionalización de las buenas prácticas reafirmando otro concepto de justicia social, esto implica un cambio cualitativo de la economía.
Dentro de este manto de la economía social y solidaria en Bolivia están las Organizaciones Económicas Campesinas (OECA’s), que son emprendimientos rurales de productores campesinos, que tienen capacidad productiva pero no se les otorga las condiciones apropiadas para su fortalecimiento desde el Estado y la sociedad, son muy pocos las OECA’s que pudieron consolidarse y actualmente son referentes a nivel nacional y el exterior (Ceibo y Protal), en cambio otras sucumbieron por falta de oportunidades y apoyo. La mayoría de las OECA’s no tienen donde vender sus productos, las normas establecidas no las promueven, compiten en las mismas condiciones y reglas que una empresa privada, además la población prefiere consumir productos cultivados con transgénicos y de bajo costo a consumir un producto agroecológico, orgánico y pagar un precio justo.
El autor es sociólogo y economista, miembro del EPRI-CCI.
Columnas de EFRAÍN GÓMEZ LARA