Crisis en el TSE
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) pasa por su mayor crisis. Una carta enviada por su vicepresidente, Antonio Costas, a los otros miembros les señala la difícil situación y les advierte de que el órgano podría no estar en condiciones de organizar las elecciones generales de octubre de este año.
Despidos o renuncias del personal (87 acefalías), falta de definición y tramitación del presupuesto electoral, problemas en la disponibilidad de equipos biométricos para el empadronamiento (en el país y en el extranjero), ajustes en la planificación para la distribución de los equipos para el registro, aprobación de los reglamentos e instructivos concernientes al operativo electoral, falta de la unidad de relacionamiento con organizaciones políticas y ausencia de decisiones sobre los sistemas informáticos a ser utilizados en el proceso electoral son los siete problemas que identifica Costas que deben ser atendidos con urgencia.
Pero el problema principal del TSE, y que no menciona Costas, es el descrédito del organismo debido a la sumisión al Gobierno. Hay varias pruebas, pero para muestra basta recordar el 3 de diciembre de 2018, cuando cuatro vocales electorales (María Eugenia Choque —actual presidenta—, Ildefonso Mamani, Lucy Cruz y Lidia Iriarte) votaron a favor de la habilitación del binomio de Evo Morales y Álvaro García Linera. Los vocales Dunia Sandóval (quien dejó el cargo al mes siguiente) y el propio Costas fueron los votos disidentes.
La habilitación demostró que a Choque, Mamani, Cruz e Iriarte poco o nada les importaron la Constitución Política del Estado o el referendo del 21 de febrero de 2016 y que fueron en contra de lo que ellos deben defender: el voto popular.
Para entender cómo se llegó a tal situación hay que recordar que en octubre del año pasado renunció, por motivos de salud, el entonces vicepresidente del TSE José Luis Exeni y un par de semanas después lo hizo la presidenta Kathia Uriona, indicando que el organismo está estancado en decisiones fundamentales respecto al resguardo de la institucionalidad.
Y en enero de este año dejó el cargo Sandóval, “debido a los cambios de enfoque de la administración del TSE, expresada a través de renuncias y despidos”. Con esto sólo quedó Costas como vocal institucional.
Ante la alerta, María Eugenia Choque indica que no hay crisis ni riesgo y asegura que están garantizadas las elecciones generales.
Sin duda que el TSE hará lo imposible para realizarlas. Ya en marzo no tuvo problemas de adelantarlas, luego de que autoridades del Gobierno abrieron la posibilidad de que en vez del 27 se realizarán el 20 de octubre.
Casualidad o no, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, también consideró que no hay crisis y que todo se debe a “pequeños desacuerdos domésticos”. La línea ya está dada.