A propósito de “Iglesias Evangélicas e Izquierda”
El pasado 22 de mayo, el suplemento Animal Político publicó una nota titulada “Iglesias Evangélicas e Izquierda”, que concluye que, “pese a su tendencia hacia la derecha, los evangélicos cristianos cada vez más se acercan a la izquierda”.
La nota está basada en un “provocador” informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) acerca de la presencia en el ámbito político de los evangélicos en la región, que titula “Venga a nosotros su reino: Iglesias evangélicas y gobiernos populares en Latinoamérica”, que fue elaborado por los kirchneristas Yair Cybel y Sebastián Furlong.
Enfocados en México, Perú, Argentina, Bolivia y Venezuela, los “provocadores” afirman que el evangelismo va aumentando en América Latina y se vuelca, cada vez más, a lo que ellos llaman izquierda. Y de eso hace eco el suplemento.
Desde ya, el CELAG no inspira ninguna confianza, dada la militancia en el “socialismo del siglo XXI” (tan afecto a la mentira y la tergiversación) de sus principales figuras. Y el eco de “Animal Político” es absolutamente entendible, dada la filiación masista de La Razón.
Lo que los autores del “provocador” informe llaman “izquierda” y “progresista” son gobiernos que vulneran los derechos humanos y sus propias leyes, se estornudan en el Estado de derecho, manipulan a los órganos judiciales de sus países, pisotean la libertad de expresión, persiguen, enjuician y encarcelan a disidentes, profanan cadáveres (recordar el entierro de Ernesto Cardenal en Nicaragua), emprenden negocios conjuntos con empresas extractivistas que depredan, cada día más, a la Madre Tierra.
Ahora bien, en ese enfoque que pretende mostrar a la Iglesia católica como alineada a la derecha, hay que decir que, en el caso boliviano, la principal organización religiosa del país alberga distintas corrientes en su seno, pero, a pesar de ello, se ha caracterizado siempre por su defensa intransigente de los derechos humanos.
Los “provocadores” y su divulgador podrían leer El cristianismo en la encarnación de los derechos humanos, de Filemón Escobar, para conocer un poco al respecto y enterarse cuál y cómo fue la actuación de la Iglesia durante las dictaduras de Banzer, Pereda y García Meza. Más cerca en el tiempo, también deberían informarse de su actuación durante los gobiernos neoliberales que, dicho sea de paso, jamás vulneraron los derechos humanos como lo hacen los masistas.
La Iglesia católica, que estuvo de acuerdo con que Bolivia sea un Estado laico y que no se opuso a una ley de libertad religiosa; que hizo de la defensa de los pobres y los humillados su sentido de existencia; que trabaja en las bases silenciosamente, supliendo las ausencias del Estado; que tiene un espíritu y una práctica ecuménicos; esa Iglesia que quiere ser fiel al Evangelio y seguir los pasos de Jesús es la que incomoda al MAS y al autodenominado “socialismo del siglo XXI”.
Y seguirá siendo incómoda, a riesgo de que le pase lo que está pasando ahora en Nicaragua, Venezuela y Cuba y en tantos otros lugares del mundo, porque su razón de ser es esa: anunciar la injusticia, combatirla y anunciar la Buena Nueva. Eso, a sabiendas de lo expresado en el Evangelio de Mateo 24-9: “Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre”; pero con la confianza que da Mateo 10:22: “Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo”. Es la práctica de Jesús que, estando próximo a su Pasión y Muerte, le pidió a Dios apartar de él ese cáliz, para decir luego: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Columnas de CARLOS DERPIC SALAZAR