Colapso de hospitales
Después de los dramáticos relatos del colapso de hospitales cochabambinos durante los tres años del coronavirus, uno hubiera pensado que, una vez superada la pandemia, ya estas escenas de colas, pasillos repletos de enfermos y peregrinación por camas pasarían a formar parte del pasado.
Pero no es así, pues, desde entonces y hasta la fecha, estos episodios, aunque en menor magnitud, se volvieron a repetir al menos unas tres veces, en los hospitales del Norte, del Sur y en el mismo Viedma, todo esto agravado por la irrupción de la influenza y el dengue (que incluso afecta a familias enteras), además de la demanda de médicos especializados en estas y otras enfermedades.
El último reporte indica que ninguno de los hospitales municipales de Cochabamba funciona al 100 por ciento por falta de ítems, pese a que el Hospital del Norte tiene una capacidad de 120 camas, y el del Sur, 138.
En un recorrido, Los Tiempos constató que en el Hospital del Sur los pacientes madrugan para conseguir una ficha pese al cambio de horario.
En el Hospital del Norte, en tanto, los pacientes peregrinan por una ficha, sobre todo para especialistas. Incluso decidieron organizarse y elaborar sus propias listas para no tener que hacer fila por 10 horas. La modalidad es simple: la persona llega, busca la hoja en la que está la especialidad que requiere, llena sus datos y espera. La atención es al día siguiente. Por si faltaran agravantes, la demanda es de 20 pacientes por cada cinco fichas de atención por día.
Control Social calcula un déficit de al menos 400 ítems de médicos y administrativos. El personal de salud del Hospital del Sur dice que su sector de Emergencias sólo cuenta con nueve camillas, pero recibe entre 20 y 25 pacientes por día, por lo que intenta atender a los enfermos en sillas y sillas de ruedas.
Así las cosas, habrá que reclamar para que las autoridades locales (en el tema de la infraestructura) y nacionales (provisión de ítems) vuelvan a tomar la salud como política de Estado, y no reaccionar sólo cuando ocurran estas emergencias. Hoy, tenemos el dengue y la influenza como flagelos que azotan a la población cochabambina y al mismo Covid, que, en un rebrote pequeño, vuelve a cobrar víctimas.
También están las otras enfermedades desatendidas con la irrupción de la pandemia. Y no hay que ser apocalípticos para suponer que una vez que pasen estas enfermedades llegarán otras, siempre es así. Por ello, es que hay que estar preparados todo el tiempo para toda circunstancia.
Hay que repensar los planes operativos de cada instancia estatal a fin de dar mayor importancia al tema de la salud, fiscalizar para que todo se maneje con transparencia y exigir un manejo óptimo de los recursos, además de una redistribución de ítems atendiendo a la demanda de atención en cada uno de los complejos de salud. La salud debe ser prioridad.