El filme nacional “El río” sale de la cartelera con buenas críticas
La duración de una película en cartelera depende de la afluencia de espectadores. En Cochabamba, la programación se realiza semanalmente y ésta es renovada cada jueves con nuevos estrenos y películas que tienen mayor demanda.
A pesar del gran crecimiento cinematográfico nacional en estos últimos años, la falta de interés y apoyo por parte del público reduce el tiempo de proyección de las películas en las carteleras. Este es el caso del filme boliviano “El río”, la opera prima de Juan Pablo Richter, que exactamente hace una semana, el 2 de agosto, fue estrenada. Lamentablemente “El río” ya no se encuentra disponible en ninguna sala de cine de la ciudad, debido a que “no hubo mucha demanda de la película y tampoco la asistencia de mucho público”, así lo afirmó un empleado de Prime Cinemas.
Del mismo modo, respondió la secretaría del Cine Center argumentando que fue decisión de la distribuidora encargada.
Aún no se tiene el dato exacto del número de entradas vendidas debido a que, según BF Distribution Bolivia, “la película tiene liberación de impuestos y en la mayoría de los cines no pasa por sus sistemas de reporte automático. Por tanto, tardaremos un poco en tener los números finales de nuestra apertura. Hay que corroborar con cada uno (cada cine)”.
Un muy buen arranque tuvo “El río”, pero quizá la costumbre de ver una película comercial en cartelera durante cuatro semanas fue el motivo de atrasar nuestra visita al cine para poder apreciar una producción nacional. No esperemos tanto y apoyemos lo nuestro. Es una oportunidad que no sucederá cada semana.
Comentarios
Resulta que en esta semana el número de personas que asistieron a cada función de “El río” no superaba los 20. Pero la mayoría de esas personas salieron contentas y con buenos comentarios, como el de Michel Zelada, subjefe de redacción de Los Tiempos:
“Un trabajo fotográfico excelente, una actuación impecable y un desenlace inesperado y contundente, son tres elementos que hacen de ‘El río’ una película que vale la pena verla. Los escenarios naturales del oriente boliviano fueron muy bien aprovechados por el director. Faltó, al menos en Cochabamba, un trabajo más efectivo para promocionar el filme y concienciar al público de la importancia de conocer y apreciar el cine nacional”.
Por otro lado, Pablo Bustamante Salinas, docente en la Universidad Católica Boliviana, destaca la calidad estética pero sobre todo la temática.
“Es una película que en una primera instancia puede verse simple en cuanto a la trama y a lo que busca expresar, pero que tras esa simpleza oculta varias capas de reflexión, capas que te permiten mirar a una sociedad boliviana actual, una historia que se puede repetir en múltiples lugares y espacios de la realidad que vivimos en nuestro país y que además hasta cierto punto refleja una construcción en torno al encuentro de distintos poderes dentro de las familias que hoy en día existen. Creo que hay varias victorias que tiene esta película, desde lo narrativo hasta lo estético. La fotografía está muy bien trabajada, a nivel sonoro también tiene un trabajo muy loable y el montaje que genera a través de los cortes y la estructura de los planos permiten reforzar mucho más esta discusión que se proponen en torno a la reflexión de la violencia”, dijo Bustamante.