El etanol y el impacto medioambiental en Bolivia
Jessica Vargas
Si se piensa en el paisaje cruceño, por la mente de cualquiera que haya pisado sus calles, aparece el verde frondoso de los árboles, un cielo rosado sin nubes con el sol resplandeciendo y la sensación del calor y la humedad. Pero en la tierra oriental también hay grandes silos de granos, tractores humeando y campos de soya, trigo y caña de azúcar usada para producir etanol, cuyo fin no alcanza a la vista.
El 2019 inició con la firma de un convenio entre Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y cuatro ingenios sucralcoholeros Unagro, Guabirá, Aguaí y La Bélgica para la provisión de 150 millones de litros de etanol, el biocombustible que toma protagonismo en el país, pero que preocupa a los ambientalistas.
La proyección del Estado es de 250 millones de dólares en la importación de insumos hasta el 2025, también la ampliación de la frontera agrícola y el área de moonocultivos de caña.
Texto subtítulo:
Las autoridades gubernamentales afirman que los acuerdos con cañeros permitirán disminuir entre 50 a 60 millones de dólares la subvención por los combustibles fósiles. Sin embargo representa también duplicar la superficie cultivada de caña de azúcar.
De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año agrícola 2016-2017 se tenía el registro de una superficie de 151.989 hectáreas cultivadas con caña. Con la producción de biocombustible a partir de etanol se pretende alcanzar las 320.000 hectáreas en un periodo de cinco a siete años.
La ampliación está prevista sobre todo en el departamento de Santa Cruz en la zona del Norte Integrado.
Aunque la Ley 1098 de Aditivos de Origen Vegetal habla de la mejora del rendimiento de cultivos y la rehabilitación de suelos degradados, el director de la fundación Productividad Biósfera Medio Ambiente (Probioma), Miguel Ángel Crespo asegura que esto solo podrá ocurrir dentro de cinco años como mínimo.
“Sembrar en nuevas áreas supone un nivel de deforestación sin precedentes,que se calcula en 200 mil hectáreas adicionales que se van a deforestar en suelo que no son aptos para la producción de caña”, explica Crespo quien alertó que la Chiquitanía y la Amazonia están en riesgo con el plan del etanol.
El experto MIguel Ángel Crespo, observa que los efectos de la producción de agrocomustibles, como cataloga al Super Etanol, son nocivos para el medio ambiente por el desmonte de nuevas tierras.
Por su parte la directora del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade), Patricia Molina concuerda y asegura que los efectos son muy graves y explica que "ampliar la superficie de los cultivos de caña desde 145.000 hectáreas hasta más de 330.000 hectáreas en diez años, significa principalmente deforestación, porque la caña es un cultivo exigente".
Sin embargo, para el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, los efectos de la producción de etanol en el medio ambiente son “totalmente favorables" porque "está estudiado que el impacto sobre el medio ambiente va a ser una reducción del seis por ciento en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero".
Texto subtítulo:
De acuerdo a los datos de la Autoridad de Fiscalizacion y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) entre 2016-2017 en Santa Cruz se deforestaron 452.178 hectáreas, lo que representa el 81 por ciento de la pérdida en el país.
De esta cifra el 43 por ciento son ilegales y 57 por ciento legales.
El segundo departamento con mayor deforestación es Beni con el 6 por ciento y el resto se distribuye en los otros siete departamentos del país.
Dentro de Santa Cruz, los municipios San Ignacio de Velasco, San José de Chiquitos, Pailon y Charagua son los que registraron mayores valores de deforestación ilegal.
A estos se suman tanto con áreas legales e ilegales: Concepción, Puerto Suarez, San Miguel, El Carmen, Cuatro Cañadas y San Miguel.
Según el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Santa Cruz (Cinacruz), proyecta para el año 2050 una superficie cultivada de 5.488.278 hectáreas en Santa Cruz, la Chiquitania con el 61 por ciento de superficie potencialmente útil, es la más importante para la agricultura en Santa Cruz.
Molina detalla que a pesar que en la actualidad la superficie cultivada de soya es la que predomina y según los empresarios del agronegocio llega al millón de hectáreas, para el etanol se prevé alcanzar un tercio de esa superficie "lo cual es altamente representativo", dice.
En suma ambos expertos ambientales ponen en duda el rendimiento de este tipode cultivo para la extracción de etanol. La caña de azúcar de Bolivia tiene un rendimiento de 50 toneladas por hectárea - de acuerdo a los datos de la ABT-, mientras que en Brasil es de 70, Perú 90 y Honduras 129.
Texto subtítulo:
El experto de Probioma manifiesta que la mayor producción de etanol irá a repercutir en la producción de alimentos, al ser un país con el 60 por ciento de déficit en el trigo, por ejemplo.
Crespo manifiesta que el 45 por ciento de la producción en Bolivia es soya y que el argumento no condice con las necesidades del país como la diversificación de productos. 'Bolivia tiene un área suficiente grande que actualmente se está utilizando (para producción agrícola) lo que se quiere es ampliar la frontera agrícola para producir monocultivo y para exportar”.
En tanto, ante el anuncio de producir otros biocombustibles a partir de sorgo o maíz, Molina dice que se esperan efectos negativos en la soberanía alimentaria. "Esto significa destinar cultivos alimenticios para la producción de etanol a ser mezclado con gasolina para dar un combustible caro, de uso exclusivo. Los efectos sobre la oferta de maíz serán devastadores".
En contraparte para Rodríguez, el ideal es lograr sustituir los combustibles fósiles por biocombustibles y en cinco años la sustitución total de gasolina o diésel.
A pesar de que en abril del 2008, el presidente Evo Morales criticó en la asamblea de la Organización de las Naciones Unidas la expansión de los biocombustibles, ahora además del lanzamiento de Super Etanol 92, el Gobierno también tiene previsto comenzar con la producción de Super Etanol 97, hasta marzo de este año.
Ante la complejidad de los efectos de la producción de etanol, los expertos recomiendan concentrarse en promover el uso del gas y de energías renovables, eólica, termoeléctrica, antes que ampliar la frontera agrícola de esta oleaginosa.