Bolivia y su proceso de cambio climático
DEMANDA | MONITOREO Y MAYOR INFORMACIÓN SOBRE LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN BOLIVIA SON RECLAMADOS POR LOS AMBIENTALISTAS. MIENTRAS, LOS FENÓMENOS SORPRESA SE VUELVEN CADA VEZ MÁS FRECUENTES EN EL PAÍS CONSIDERADO COMO EL SEGUNDO MÁS VULNERABLE DE SUDAMÉRICA AL CALENTAMIENTO GLOBAL.
El clima está cada vez más raro, por lo menos raro que no cambiado, y más de una voz lo califica de “loco”. Y no es un cuento chino, como bien dirían Donald Trump y algunos de sus acólitos. Es suficiente observar lo que pasa y recordar lo que ha ido pasando en estos meses y años. ¿Alguien recuerda cuándo hubo lluvias en junio en La Paz?
Y tampoco resulta fácil recordar sequías tan prolongadas como la que azotó al país el año pasado. No hubo un verano tan caluroso con récords que en el occidente boliviano bordearon los 27 grados centígrados. Son extraños, mucho más cargados que de costumbre, los caudales de algunos ríos del altiplano. No hay muchos antecedentes de las locas granizadas o feroces ventarrones que sorprendieron a los agricultores. Y sorprende que de pronto hayan aparecido casos de malaria en Oruro, tercas plagas en los cultivos andinos y de corte bíblico en el oriente.
No debían sorprender del todo. Hace años ya que se publicaron diversas investigaciones que alertaban sobre las amenazas del cambio climático mundial para Bolivia. Estudios de Teresa Flores el año 2006, el PNUD en 2008 y 2014, Dirk Hoffman y Cecilia Requena el 2012, entre otros, ya lo alertaron. Y todo eso en un contexto natural agravado porque nuestro país, según diversas investigaciones, resulta uno de los más expuestos al cambio global.
LA VULNERABILIDAD BOLIVIANA
De hecho, Bolivia es considerado el segundo país más vulnerable de Sudamérica y el quinto menos preparado para mitigar los daños del cambio climático. Eso develó en abril una investigación del programa ND-GAIM Country Index, del proyecto Iniciativa de Adaptación Global de la Universidad de Notre Dame (EEUU). El dato corrobora lo que en 2014 advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU): que Bolivia era uno de los países más expuestos al fenómeno del calentamiento global.
Según el estudio, Bolivia se encuentra en el puesto 124 de 181 países evaluados. En ese marco, constituye el segundo más vulnerable de Sudamérica a ser golpeado por el cambio climático, detrás de Guayana. Es además el quinto menos preparado para mitigar los daños pues Venezuela, Surinam, Guayana Francesa y Guayana están peor capacitados.
El informe del PNUD concluía que la temperatura media de Bolivia está experimentando aumentos que podrían ser de hasta dos grados centígrados en 2030 y de 5 a 6 grados hasta 2100. La ONU también constató cambios significativos en los patrones de lluvia, con un descenso en zonas secas y un incremento en el área húmeda de la selva amazónica. La investigadora Jocelijn François, declaró que la temperatura en Bolivia subió en 25 años entre 0,08 y 0,34 grados centígrados en diversas regiones.
FACTORES DE LA VULNERABILIDAD
La ONU aseguró entonces que la vulnerabilidad medioambiental de Bolivia obedece a factores como la existencia de ecosistemas variables y una creciente deforestación. Y François destacó especialmente la falta de información científica para afrontar el problema del cambio climático.
¿Cuánto se están acentuando los efectos del Cambio Climático en Bolivia en este 2017? “El primer efecto que vemos es la disponibilidad de agua, tanto para consumo como para riego –dice el ambientalista Humberto Gómez-. El segundo efecto es la productividad agropecuaria que tiene que ver con la temperatura, con la humedad relativa, con las precipitaciones. Todos esos factores están siendo afectados por el Cambio Climático. La mayor temperatura anual causa más precipitaciones en la época de lluvias y en la época seca el tiempo es más seco que antes”.
Gómez añade que también se incrementó la frecuencia de eventos climáticos extremos como heladas y granizos, en zonas altas, e inundaciones en zonas bajas.
“Ello no sólo afecta a la producción agrícola, sino a la seguridad de la gente. Cuentan las pérdidas económicas o la destrucción de infraestructura, pero también la prevalencia de enfermedades gastrointestinales u otras como la malaria, causadas por vectores. Hay efectos sobre el bienestar general de la gente, las altas o bajas temperaturas derivan en el mayor consumo de energía eléctrica y gas. Y hay efectos sobre los ecosistemas y las especies que los conforman que al carecer o alterarse sus condiciones se desequilibran”.
Valga resumir los efectos del Cambio Climático en la conclusión de un reporte del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras: entre 2004 y 2014, granizadas, riadas, inundaciones, sequías, vientos huracanados, plagas y enfermedades afectaron a 250 de los 339 municipios que tiene Bolivia. Pero, pese a evaluaciones y percepciones, en este proceso de cambio climático se dejan echar de menos el monitoreo científico y la información orientadora.
El detalle de la información se parece más a la autopsia lapidaria que al diagnóstico previsor. No se conoce información oficial científica que regularmente nutra de datos de la realidad cotidiana, justamente en un país tan sensible al cambio climático. Ese vacío se suma a las tantas veces angustiosas preguntas sobre las sucesivas sorpresas que frecuentemente ya les dan los temporales a los bolivianos.
UN CAMBIO RADICAL EN EL PLANETA
“Esta inestabilidad del clima va confirmando los peores temores –explica la analista Cecilia Requena-. Es decir que nos vamos a mover de un momento en que había mucha predictibilidad del clima y el ser humano aprendió a conocer esos ciclos. Es esa estabilidad la que se está rompiendo con el Cambio Climático. Estamos entrando a otro momento que diversos científicos consideran una época geológicamente distinta por la alteración de la atmósfera que genera desequilibrios. Esa falta de estabilidad climática se muestra este extraño invierno”.
Luego Requena remarca el elemento que se deja sentir por ausencia:
“En un momento así ya no se puede garantizar lo que antes se garantizaba en cuanto a lo que iba a suceder con el clima, entonces urge tener muy buena información. ¿Dónde está la información del Estado? ¿Por qué no tenemos estudios que aporten a la resiliencia? Estos estudios deben ser multidisciplinarios, deberían participar biólogos, hidrólogos, geógrafos, agrónomos, antropólogos. Tendrían que decirnos qué es lo que está pasando, ayudarnos a entenderlo para estar más preparados para lo que venga. No sabemos exactamente cuánto están avanzando autoridades y universidades. Incluso se debería promover una gran red de Estado, academia y las ONG que compartan información. Sabemos qué está pasando, tenemos modelos, pero no están siendo alimentados con información de la realidad”.
NO HAY INFORMACIÓN OFICIAL
Mónica Oblitas, periodista especializada en ecología y cambio climático, refuerza la demanda de información y estudios.
“Una muestra de ello es que hace poco el vicepresidente Álvaro García Linera declaró que una deforestación en Bolivia de 10 mil o 100 mil hectáreas, o la construcción de grandes represas no iban a perjudicar al medioambiente porque Bolivia era uno de los países que menos dióxido de carbono (CO2) per cápita producía. Se basó en datos publicados por el Washington Post y del Banco Mundial, y no en diversos estudios especializados que contradicen radicalmente esa aseveración. Pero lo evidente es que el Vicepresidente no tenía información producida por las instituciones del Estado”.
Oblitas también señala que en las diversas cumbres mundiales sobre el clima las autoridades bolivianas no presentaron informes científicos propios.
“Se nota además que no hay este tipo de investigación por el material que se ha repartido en las cumbres. No conozco documento del Estado que explique el Cambio Climático en Bolivia. Por lo general difundieron folletos donde se mencionaban los derechos de la Madre Tierra, e incluso propaganda”.
De acuerdo a la Ley Marco 300, la institución responsable del monitoreo y los estudios sobre el Cambio Climático es o debía ser la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra. En el ámbito de las instituciones académicas, sólo destaca el Laboratorio de física de la atmósfera de Chacaltaya dependiente de la Universidad Mayor de San Andrés. Sin embargo, información detallada sobre sus respectivas investigaciones relacionadas al Cambio Climático en Bolivia no tiene difusión pública.
Hasta el año 2009 funcionó en el país el Programa Nacional para el Cambio Climático, entidad que se proyectaba a cumplir las tareas hoy demandadas. Tras su cierre, ninguna otra ha suplido su estilo de trabajo y difusión informativa.
Mientras, probablemente, la incógnita sobre las próximas sorpresas del clima para los bolivianos suma entre las preocupaciones cotidianas. Porque quedan cerca los recuerdos de la crisis de agua que vivieron cinco departamentos en 2016. Porque sorprende la progresiva baja de lluvias en el Salar de Uyuni. Y porque nadie sabe si los inviernos paceños sentirán más lluvias invernales. O porque no se sabe si las plagas en el oriente tienen que ver con esta locura del clima sobre la que tan poco se les informa.
“Cuentan las pérdidas económicas o la destrucción de infraestructura, pero también la prevalencia de enfermedades gastrointestinales u otras como la malaria, causadas por vectores. Hay efectos sobre el bienestar general de la gente, las altas o bajas temperaturas derivan en el mayor consumo de energía eléctrica y gas. Y hay efectos sobre los ecosistemas y las especies que los conforma que al carecer o alterarse sus condiciones se desequilibran”
“Se debería promover una gran red de Estado, academia y las ONG que compartan información. Sabemos qué está pasando, tenemos modelos, pero no están siendo alimentados con información de la realidad”
“Bolivia es considerado el segundo país más vulnerable de Sudamérica y el quinto menos preparado para mitigar los daños del cambio climático. Eso develó en abril una investigación del programa ND-GAIM Country Index, del proyecto Iniciativa de Adaptación Global de la Universidad de Notre Dame (EEUU)”