Consejos para que el primer día de clases no sea traumático
El primer día de clases, algunos niños y niñas llegan al aula con alegría e ilusión, otros lloran y patalean al ver que serán separados de sus padres y que se enfrentan a un nuevo espacio y a gente desconocida (maestro y otros niños).
Adaptarse y aceptar estos cambios es, por lo general, una cuestión de tiempo, pero resulta más fácil si los padres y maestros actúan de manera conjunta y organizada para que este periodo de adaptación escolar no sea tan traumático.
“El inicio de la escolaridad es un momento trascendental en la vida de la familia, el cambio atañe tanto a los niños y niñas como a los padres”, comenta la psicóloga Isabel Calatayud del gabinete psicopedagógico Creare.
En ambos existe angustia de separación. Los padres —continúa la experta— ven el inicio de independencia de su hijo y tienen que aceptar que, a partir de ese momento, hay otra institución (además de la familia) que interviene en el proceso de desarrollo de su hijo.
“Los niños se encuentran con una realidad inesperada, a la que no están acostumbrados y al ser la primera vez que éstos salen del ambiente familiar es natural que reciban un shock inicial, el mismo que en la mayoría de los casos debería durar sólo unos pocos días de llanto o quizá solamente de estupor pasajero”, explica German Burgoa, director general del Consultorio de Estimulación Temprana y Apoyo Familiar (Cetaf).
Sin embargo —continúa el psicólogo—, hay otros niños a los que el proceso de adaptación les toma más tiempo de lo esperado con berrinches y llanto inconsolable.
“La capacidad de adaptación responde a procesos personales, de acuerdo a las características individuales, al tipo de familia, el tipo de vínculos del niño con sus figuras parentales, cada niño va a tener una forma de enfrentar situaciones nuevas”, explica Calatayud.
La psicóloga Tatiana Gutiérrez explica que “al niño puede costarle un día, una semana o más adaptarse al entorno escolar, pero si ya sobrepasa el mes, es necesario indagar particularmente el entorno familiar y el porqué este tipo de conducta se manifiesta en el niño”.
LLORA Y NO QUIERE QUEDARSE
Ante la posibilidad de que el niño o niña llore y no quiera quedarse en el centro, Burgoa aconseja “en un principio evitar los rituales largos, no llevarlo de vuelta a la casa, entregar al niño a la maestra y estar pendientes de que el proceso de inseguridad haya pasado rápido a través de una llamada al kínder o esperar que la maestra llame en caso de que sea muy difícil consolarlo”. Aconseja recogerlo los primeros días más temprano y felicitarlo por el tiempo de permanencia (no traerle regalos ni nada parecido).
Calatayud señala que ante esta situación, se puede trabajar con la familia, sugiriendo que dejen al niño por un corto periodo en aula e ir incrementando los tiempos de forma gradual hasta que logre cumplir el tiempo establecido.
Recalca que es de gran ayuda que la escuela tenga actividades lúdicas de recibimiento durante al menos una semana, donde la actividad se inicie con un juego de interacción, padres-hijos y maestras, para facilitar la separación.
Gutiérrez explica que “en situaciones en las cuales el llanto del niño o de la niña sea pasajero, lo que se espera del papá o la mamá es que lo dejen en la puerta del curso y posteriormente retirarse de la institución. Esto ayudará a que su proceso de adaptación sea menos traumático y se acostumbre más rápidamente a su nueva rutina diaria”.
“Entretanto, la maestra deberá distraer al niño con algún juguete, llevarlo a pasear por los ambientes de la institución o realizar algún juego para que el niño se tranquilice”, dice la especialista. “Una vez que suceda esto, se debe indagar el porqué del llanto para que él comprenda también que se está atendiendo a sus aflicciones”, acota.
Los expertos realizan algunas sugerencias que se pueden ir realizando con antelación en casa para que este cambio no sean tan brusco.
1. Comenzar la adaptación en casa. Para que el inicio del kínder o escuela no suponga un cambio brusco en los hábitos diarios del niño, es necesario, en las semanas previas, adaptar de forma progresiva los horarios de sueño y las comidas.
2. Hacerlos partícipes de la elección del centro y los materiales. Calatayud aconseja hacer partícipes a los niños y niñas en la búsqueda de la institución o centro y que sepan que uno elige el que consideran el mejor para su hijo y que confían en el lugar seleccionado.
“Es bueno visitar la institución en repetidas oportunidades y que conozca los espacios, dejar que juegue ahí e interactúe con el personal de la institución”, dice la experta.
Es importante también preparar con ellos el material escolar.
3. Los padres deben mostrar seguridad. “Los padres deben mostrarse seguros y los niños se sentirán seguros”, explica Burgoa .
Señala que se debe confiar en el lugar y las personas a cargo, delegándoles a ellas la responsabilidad de acoger de manera cariñosa pero a la vez firme, de manera que los niños y niñas puedan apoyarse en su maestra.
“Tras una larga travesía, los padres eligen la mejor opción para el inicio de la escolaridad de sus hijos. Por tanto, deben dar un voto de confianza a la institución y al personal”, comenta Calatayud. “No olviden que los padres primerizos son ellos, la institución ya tiene experiencia en este proceso”, señala.
4. Desdramatizar las despedidas. Las despedidas deben ser breves y alegres. Es recomendable evitar los chantajes afectivos de tipo “si lloras me pongo triste” y mentir al niño con frases como “vengo enseguida”, “ya vuelvo” o irse sin que se dé cuenta. Hay que recordarle siempre que se volverá a recogerle. En el caso de situaciones de tensión, con llantos y rabietas, se debe responder con ternura y comprensión pero con firmeza, para que no piense que con sus protestas puede prolongar la despedida.
Burgoa señala que se “debe dejar al niño en manos de la maestra a cargo, sin mucho ritual y palabrería”.
5. Manifestar una actitud positiva. Es necesario evitar los comentarios negativos o utilizar el colegio como amenaza.
Para transmitirle seguridad y tranquilidad es recomendable contarle cosas buenas del colegio, hablarle de las actividades divertidas que pueden hacer en el aula o de los amigos nuevos de su edad que puede encontrar.
6. La puntualidad, clave en el proceso. Tardarse para llevar o buscar al niño en su primer día es un mal precedente, esto le puede producir angustia y hasta sentimiento de abandono.
Es importante recogerlos a la hora en punto o llegar minutos antes.
“Cuando tardamos en recogerlos, podemos provocar sentimientos de abandono y soledad, lo que hará que el niño o la niña no quiera retornar al kínder los siguientes días”, explica Burgoa.
7. Mostrar interés. Para reforzar la adaptación del escolar, los padres deben demostrar su interés por sus actividades, preguntarle a la salida de clase qué ha hecho, cómo lo ha pasado o los nombres de los compañeros nuevos a quienes ha conocido.
8. Comunicación fluida con los maestros. Los padres deben mantener una comunicación fluida con los maestros y estar atentos a lo que la maestra y/o el psicólogo del colegio puedan recomendar para facilitar la adaptación del niño. Además de estar predispuestos a escuchar para que este proceso sea exitoso.