Más de 50 “minas” esperan a miles de feligreses en el Calvario de Quillacollo
Más de 50 “minas” o canteras esperan a los feligreses este domingo en el Calvario del cerro de Cota, en Quillacollo, el principal centro de peregrinación de los devotos de la Virgen de Urkupiña que en su mayoría llegan luego caminar 13 kilómetros desde la ciudad.
En estos lugares se realiza el rito de la extracción de piedras, que —según la tradición— simbolizan el pedido que se hace a la Madre Tierra o Pachamama para lograr prosperidad. La bonanza depende del tamaño de roca que se saque con golpes de combo y del esfuerzo que se emplee en esta actividad.
El pago al dueño de la “mina” se realiza de acuerdo a la voluntad de la persona.
En procura de atraer más clientes, las canteras se limpian y se ch’allan con la intervención de yatiris que rocían el lugar con alcohol, vino y otros insumos.
Sin embargo, luego de este rito, los feligreses también acuden al santuario de Urkupiña para hacer bendecir sus piedras con los sacerdotes.
De acuerdo con la tradición, los feligreses también deben devolver las piedras que se llevaron el año pasado, pero esta práctica es cada vez menos común.
Por otro lado, los comerciantes también preparan “lotes” simbólicos en el cerro de Cota, que son pequeñas superficies demarcadas con piedras y decoradas con plantas. De esta manera, las familias que anhelan una terreno o una casa propia adquieren un predio y luego lo ch’allan con la ilusión de que se convierta en realidad.
En este ritual se usan miniaturas que representan los pedidos del creyente. Por lo general, la gente adquiere edificios, tiendas, camiones y hasta muñequitos, que representan a los hijos.