El colectivo Mujeres de Fuego recibe personería jurídica
En un acto muy significativo, las integrantes del Colectivo Mujeres de Fuego reciben hoy, de la Gobernación de Cochabamba, una Personería Jurídica que reconoce su actividad de control social.
El colectivo esperaba con ansias este momento porque este reconocimiento jurídico, entre otras cosas, impedirá que las saquen de los juzgados donde ellas acuden a acompañar las víctimas de violencia en sus audiencias.
"Después de mucho esfuerzo y de un trabajo conjunto, al fin logramos uno de nuestros sueños: nos van a dar la Personería Jurídica. Esto significa que ya no podrán sacarnos nunca más de los juzgado; ya no tendremos que esconder nuestros chalecos para ingresar a una audiencia", anticipó la presidenta de Mujeres de Fuego, Nivia Coca, según una nota de prensa de la Fundación Voces Libres.
La personería jurídica es el reconocimiento a una organización, una empresa u otro tipo de entidad para asumir una actividad o una obligación que produce una plena responsabilidad desde la mirada jurídica, tanto frente a sí mismo como respecto a otros.
Mujeres de Fuego nació un 8 de noviembre de 2016 para convertirse en la voz de las féminas que ya no la tienen, de aquellas que ya no pueden pedir auxilio, ni contar su historia porque ahora forman parte de una larga lista de víctimas silenciadas por el feminicidio.
El grupo se formó con apenas cuatro personas. En la actualidad, cuenta con 80 integrantes comprometidas en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y la impunidad en los estrados judiciales. Divididas en grupos, estas mujeres efectuaron decenas de mitines y vigilias.
Respaldadas por la normativa boliviana, asumieron el desafío de ser una instancia de control social de los procesos legales que siguen las familias de las víctimas de feminicidio, pero, les faltaba la Personería Jurídica que hoy es una realidad.
Ellas acompañan a las víctimas de maltrato desde que van a denunciar y se someten a un examen forense, hasta la sentencia del caso, para ayudarlas a detectar cualquier irregularidad a tiempo.En estos tres años, al colectivo se fueron sumando otras sobrevivientes que llegaron con la mirada sombría y las lágrimas fáciles. Hoy, la mayoría ha vuelto a sonreír y a defender sus derechos y los de otras mujeres que transitan por el calvario judicial.