“Curadores de árboles” salvaron de la muerte 35 árboles en 3 años
Salvar un árbol de la muerte es un gran logro. Salvar 35 es cuidar de toda una ciudad completa. Los “curadores de árboles” recuperaron en tres años 35 ejemplares que estaban sentenciados a morir, ya sea por el anillo de la muerte, por púas de 20 centímetros u otras artimañas de “personas malas”, cuentan María Julia Gonzales y Freddy Zambrana, dos de los nueve integrantes de este grupo de voluntarios.
Los “curadores de árboles” o “recuperadores de árboles”, como los llaman, son parte del colectivo No a la Tala de Árboles. Comenzaron con esta actividad hace tres años porque “quieren dejar una ciudad mejor para sus hijos”.
“Es una labor totalmente desinteresada, la hacemos para dar un buen ejemplo a nuestros hijos. Vimos que alguna gente colocaba el aro de la muerte y el árbol se iba secando poco a poco, porque la corteza ha sido perforada”, dijo Gonzales.
“Queremos sensibilizar a la gente para recuperar ese noble árbol que ha sido dañado por un ser humano malvado”, acotó Zambrana.
El grupo de voluntarios utiliza el barro como técnica principal de recuperación para los árboles sentenciados a muerte. Sin embargo, señalan que también la miel mezclada con aserrín es una buena alternativa.
Además, recomiendan que el barro sea hecho con la tierra que bordea al árbol sentenciado, porque cerca “tiene los nutrientes necesarios para su recuperación”, en cambio, si se lleva de otro lugar “puede entrar algún hongo que no es el adecuado”, señala Gonzales.
“Cubrimos el anillo de la muerte con barro, luego lo tapamos con una tela para que sujete. Después de unos días, vemos que la corteza se une y el árbol se va recuperando. Si se queda descubierta la corteza, en dos o tres meses se seca el árbol, y eso buscan algunos”, explicó.
En las últimas semanas, este grupo de voluntarios recuperó tres molles de la jardinera de la avenida Guillermo Urquidi; dos jacarandas y dos ficus de la avenida Santa Cruz; dos gomeros, uno en El Prado y otro en la plaza Constitución, y una Santa Rita en la zona de la Chimba.
Anteriormente, también intervinieron en las avenidas Melchor Pérez de Olguín, Víctor Ustariz, Tarija, Simón López, América y otros sectores.
Según Gonzales y Zambrana, los otros integrantes de este grupo de voluntarios son: Alicia, María de los Ángeles, Mariana, Paola, entre algunos nombres, quienes junto a sus hijos se reúnen algunos fines de semana para salir a recuperar estos árboles afectados.
Los “curadores de árboles” piden a la población denunciar en la página de Facebook del colectivo No a la Tala de Árboles, los casos donde haya plantas en riesgo de ser taladas o sentenciadas a muerte para intentar salvarlas.
El municipio de Cercado cuenta con una normativa que protege al arbolado Ley 235/2017. Esta norma prohíbe la tala, poda de los árboles sin una justificación técnica. Además, sanciona económicamente a las personas que incurren en este delito y los obliga a reponer con plantines nuevos el daño ambiental ocasionado.
Barro, miel y aserrín para curar árboles
Los “curadores de árboles” cubren con barro el aro de la muerte. También recomiendan usar miel y aserrín.
Piden mayor control a empresas de servicio
Los voluntarios piden a las autoridades municipales realizar controles a las empresas servicios.
Ley del arbolado sanciona poda y tala
Según la norma, “queda prohibida la tala, derribo y poda de árboles en espacios públicos sin autorización”.