Por conflicto legal, padres continúan aportando para mantener el kínder Branko Petricevic
Rajaduras en algunas paredes, pintura desgastada, un parque deteriorado, huecos en el techo de los pasillos y filtraciones de agua en el baño, son algunos de los problemas que enfrenta el kínder Branko Petricevic ante la falta de mantenimiento por parte de la Alcaldía, que no puede intervenir debido al conflicto de derecho propietario que lleva más de tres décadas.
“Siempre hacemos solicitudes de refacción de nuestra unidad educativa, pero la respuesta es la misma: como no tienen la propiedad del terreno, ellos (la Alcaldía) no puede intervenir. Además, por el juicio que estamos llevando, no puede haber renovación (de la infraestructura)”, lamentó la directora Elizabeth Almendras. Sin embargo, la Alcaldía garantiza el desayuno escolar y el pago de los servicios básicos gracias a convenios firmados, informó.
Esta unidad educativa alberga a 200 estudiantes aproximadamente. Hace un mes retornó a clases semipresenciales con escolares de 5 a 6 años que ya cuentan con la vacunación contra el Covid-19 para evitar contagios y cumpliendo las medidas de bioseguridad. Los menores de 5 aún pasan clases virtuales, indicó.
Cada año los padres de familia se organizan para realizar refacciones “mínimas” como el pintado o arreglo de canaletas aportando cuotas. Incluso se turnan para mantener los jardines. Los maestros también, en ocasiones, ponen dinero de su bolsillo para cualquier mejora, contó. “Son 30 años que la unidad educativa es mantenida por la escuela, por los padres de familia”, dijo.
Tras la suspensión de actividades presenciales por la pandemia durante casi dos años, el kínder “se ha deteriorado mucho más, nuestra infraestructura es muy antigua y necesita incluso un cambio”, señaló.
Antecedentes
El colegio Branko Petricevic se fundó el 13 de mayo de 1987 en terrenos donados por la familia de Raymundo Grigoriú y su esposa María Consuelo, 3.341,14 m2 y Convifacg, 4.788,52 m2.
La construcción del complejo educativo fue financiada por la esposa de Branko Petricevic, un empresario de la época, a cambio de que la escuela lleve el nombre de su difunto esposo.
En 2018, los presuntos copropietarios hicieron el avalúo del inmueble, el mismo detalló que su valor comercial es de 27 millones de bolivianos. Ese mismo año, el Concejo Municipal aprobó dos leyes 260 y 261 para expropiar, pero el proceso sigue estancado.
El 2021, los presuntos copropietarios cerraron violentamente el predio, soldando las puertas y colocando cadenas y candados para impedir que los escolares entren a sus clases semipresenciales. Sin embargo, los vocales de la Sala Constitucional del Tribunal de Justicia de Cochabamba que los supuestos adjudicatarios abran “en el día” el colegio Branko Petricevic al declarar procedente un amparo constitucional presentado por la Defensoría de la Niñez de la Alcaldía Cochabamba.