Creatividad y reciclaje Pesebres singulares refuerzan mensaje de unidad en Navidad
Los restos de podas, plantines, papeles, cartones y plásticos en desuso, además de la paciencia, creatividad y habilidad, marcan el armado de los pesebres en la ciudad que buscan transmitir un mensaje de paz y unidad en esta Navidad.
Para Francisco Cáceres, "el mejor regalo" en estas fiestas es la familia y, desde hace 17 años, tras despertar de un coma y reflexionar sobre la importancia de esta fecha, decidió armar "la ciudadela de Belén" con el objetivo de reunir a familias rememorando la historia del nacimiento de Jesús.
Con semanas de anticipación al mes de la Navidad y la ayuda de sus seres queridos, arranca con el armado y la elaboración de piezas utilizando restos de carpintería, troncos, plástico, papeles y bolsas de harina. Además, este pesebre "totalmente ecológico y reciclado" que cautiva con un cielo azul estrellado en un espacio de 25 metros cuadrados tiene muros con musgo y tierra. "Reciclamos todo y toda la historia de la biblia está plasmada aquí", destacó
Un pomposo árbol de tres metros de alto que "también tiene su historia" y la decoración desde el ingreso de la vivienda de la familia Cáceres Villaroel le dan el toque final a este pesebre considerado "el más grande de Cochabamba". "El armado del pesebre es una alegría que trae a la casa, un trabajo que hacemos en conjunto", dijo Miriam Villaroel.
La creatividad abunda en la ciudad. En la Facultad de Odontología, un singular árbol ocupa el centro del área de prácticas con dentaduras de yeso colgadas junto a pequeños regalos y el nacimiento.
"Es el mes que tanto uno espera, el mes de la alegría y de reuniones familiares", comentó la decana Esther Iriarte, quien además tiene la afición de elaborar pesebres de diferentes tamaños y decorar su hogar con dos ciudadelas hechas a mano: una al estilo americano con cartón y madera, y otra rústica de barro.
Renos con restos de podas y árboles navideños "vivos" con decenas de plantines también alegran y reciben al niño Jesús en la ciudad, gracias al talento de los trabajadores de la Empresa Municipal de Áreas Verdes y Recreación Alternativa (Emavra).