La laguna Alalay envejece; con el agua de lluvia sólo podrá vivir cuatro años más
La antigua región de los lagos, Khochapampa (tierra de lagunas), ahora ciudad de Cochabamba, lucha por salvar a su última laguna urbana: Alalay, situada muy cerca del centro, debido a que corre el riesgo de convertirse en un pantano.
La agonía de la laguna es una señal de su envejecimiento que, sin duda, puede acelerarse o retardarse, dependiendo de las acciones que se asuman para su conservación.
El biólogo y director de la Unidad de Limnología y Recursos Acuáticos (ULRA) de la UMSS, Edgar Goitia Arze, sostiene que “es importante entender lo que sucede con las lagunas, porque sufren un proceso de envejecimiento, más aún si no tienen una entrada y una salida de agua continuas”.
La laguna Alalay se consolidó en 1945 como una solución contra las inundaciones que afectaban a Cochabamba por las crecidas del río Rocha. Tiene 77 años y ha sido el ecosistema de agua dulce, quizá, más estudiado por el ULRA de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).
Como sucede con la mayoría de las lagunas, Alalay sufre un deterioro por el ingreso de materia orgánica (residuos domiciliarios e industriales) por diversas fuentes y la acumulación de sedimentos que reducen su capacidad de embalse.
“Se va rellenando de sedimento hasta que llega a convertirse en un pantano para luego ser un ecosistema terrestre, porque ya no tiene capacidad de embalse y empieza a crecer la vegetación”, explicó.
Por décadas, la laguna ha recibido el agua del río Maylanco-Rocha, que viene desde el municipio de Sacaba. Sin embargo, el crecimiento urbano ha hecho que el caudal esté cada vez más contaminado con materia orgánica que se descompone y aumenta el sedimento de la laguna. (Ver infografía).
La otra fuente de agua son las lluvias, pero depender de esta alternativa pondría en riesgo la vida de la laguna.
“Si sólo entrará agua de lluvia (ya se han hecho estudios por el laboratorio de Hidráulica), se predice que esta laguna se secaría en cuatro años”, remarcó el director.
Proceso
El envejecimiento es resultado de un proceso que puede acelerarse por la contaminación, la descomposición y la aparición de cianobacterias.
“El primer paso para el envejecimiento es la entrada de materia orgánica que se descompone y produce muchos nutrientes. Y las que aprovechan estos nutrientes son las microalgas o fitoplancton. Estas microalgas, cuando hay muchos nutrientes, comienzan a crecer desmedidamente, tienen suficiente alimento y por eso se torna en una coloración verde o eutrofizada”, explicó Goitia.
En el día, las algas producen oxígeno, pero en la noche los microorganismos tratan de descomponer la materia orgánica en grandes cantidades y agotan el oxígeno. Esta disminución puede causar la muerte de los peces. Luego aparecen las algas tóxicas.
¿Qué está sucediendo?
El mal olor que emana de la laguna es otra señal del envejecimiento.
A ello se suma que la evaporación ha sido muy fuerte por la sequía y al agua ha ido disminuyendo.
“El nitrógeno y fósforo han aumentado, porque son nutrientes, por eso el crecimiento de las algas. El problema es que se acumulan en el sedimento y provocan la producción de ácido sulfhídrico y metano, el ácido produce el mal olor”, detalló.
Ante esta situación, el ULRA recomendó realizar un dragado como en 1997, que mejoró bastante la situación de la laguna y aumentó su capacidad de embalse.
Sin embargo, el gran problema a resolver es el agua que ingresará a la laguna, entendiendo que las lluvias no son suficientes. Entre las opciones están usar aguas tratadas de las plantas de aguas residuales de Sacaba y reducir el tamaño de la laguna para poder mejorar su manejo y la inversión de recursos.
“Si no metemos agua por algún lado, esto se seca. La lluvia ayuda, va a entrar agua, pero muy poca, no lo suficiente, porque la laguna es muy grande”, remarcó.
1997
El primer dragado
La extracción de lodos fétidos se hizo en 1997 y ayudó a mejorar la calidad del agua. Por eso, el ULRA aconsejó otro dragado.