Serranías de Cotapachi y Quenamari, en la mira de loteadores y urbanizaciones
El bloqueo a los ingresos de los botaderos de Quillacollo y Colcapirhua puso en evidencia que las serranías de Cotapachi y Quenamari están en la mira de los loteadores y en riesgo de ser urbanizadas.
A la fecha, en las serranías y en sus alrededores existen 14 comunidades agrarias y asentamientos. En Quillacollo, la Central Regional de Cotapachi, compuesta por tres subcentrales y nueve sindicatos, intenta resguardar 1.139 hectáreas de terrenos catalogados como área de pastoreo común otorgadas a 89 colonos en la reforma agraria de 1952.
Cotapachi, Jawintiri, Chakapata, Tiquirani, Gringo Rancho, Encañada, Sindicato Agrario Brasil, Linde y Monte Moqo son los sindicatos agrarios que componen la central, según los testimonios de los pobladores.
Mientras tanto, en Colcapirhua proliferan construcciones en cinco sectores: Esquilán Grande, Alto Colcapirhua, Alto Mirador, Quenamari Kullcu y Praderas del Sur. En algunos de estos lugares se ofertan lotes de 500 metros hasta en 20 mil dólares.
“Lote en venta”, seguido del número de celular es lo que se puede apreciar en varios letreros colocados en los caminos que conducen al botadero de Colcapirhua. En un recorrido realizado por el sector, este medio constató que la mayoría de los predios que se ofertan son de 300 y 500 metros con compromisos de que pronto se urbanizará la zona. En algunos casos, los vendedores aseguran contar con la documentación al día y, en otros, que tienen minutas.
El presidente del Control Social del Distrito 6 de Quillacollo, Bernardo Almaraz, negó que haya intención de los pobladores de la Central Regional de Cotapachi de lotear el área debido a que al menos el 80 por ciento de los comunarios son productores de leche que emplean las tierras para sembrar forraje para alimentar al ganado lechero.
El dirigente del sindicato Jawintiri, Lucio Padilla, aseveró que, a diferencia de otros sectores, en Cotapachi todavía existe una extensa área de pastoreo, aunque la producción se ha visto afectada por la contaminación que generan los botaderos.
“Tenemos conocimiento de que hay intención de ampliar la mancha urbana y que el botadero de Colcapirhua lo están catalogando como área verde sobreponiéndose 200 a 300 metros dentro de la jurisdicción de Quillacollo”, añadió Almaraz.
Remarcó que los comunarios de Cotapachi en varias oportunidades impidieron el avasallamiento y el tráfico de tierras.
Sin embargo, algunos pobladores de Esquilán Grande indicaron que si bien más adelante se podría ampliar el área urbana hasta el lugar, de momento está en análisis, pero el problema radica en que detrás del botadero de Colcapirhua se están formando decenas de barrios.
“Cada vez se pelean detrás del botadero, donde el Olmedo, las personas que viven allí entran y salen usando el camino de los carros basureros. Ellos también están apoyando el bloqueo hasta donde sabemos”, comentó un poblador.
La concejala Nelly Mayta dijo que el área de ingreso al botadero se está convirtiendo en otro K’ara K’ara porque las personas que viven en esa zona tienden a presionar para pedir proyectos.
“Los de Cotapachi se están encaprichando. No sé si no se dan cuenta, pero al cerrar el camino al botadero están atentando con la salud de la población. Lo que están haciendo es un chantaje y se está volviendo costumbre de que si no hace eso entonces te bloqueo”, agregó.
Mayta afirmó que la única manera de frenar que los bloqueos constantes en la zona es sentando precedentes legales, porque controlar las edificaciones y el derecho propietario de los predios para el municipio es complicado, porque tiene competencias limitadas y debe enfrentar la presión social.