Fieles acuden al “banco de Urkupiña” por “préstamos” para sus sueños
Una multitud de feligreses se apoderó ayer del Calvario, en el cerro de Cota, en Quillacollo, en busca de “préstamos” para materializar sus sueños: lotes, casas, vehículos, negocios y otros bienes materiales.
Tras caminar 15 kilómetros, miles de devotos se trasladaron hasta la serranía, que simboliza el “banco” de la Virgen de Urkupiña y la Pachamama o Madre Tierra, para devolver y extraer a combazos las piedras, que representan el capital y la prosperidad.
“Uno debe esforzarse para sacar las piedras y comprometerse a trabajar todo el año para conseguir que el capital sea una realidad”, indicó José Cabrera, un devoto que practica esta tradición por más de 10 años.
Relató que los feligreses que sacan piedras de las “minas de la mamita” de Urkupiña deben hacer una ch’alla, tener miniaturas de sus pedidos y hacerlos bendecir.
“Lo más importante para que se cumpla lo que uno pida es tener mucha fe”, remarcó.
Al tratarse de un préstamo, los devotos deben volver al siguiente año al cerro para depositar las piedras, de acuerdo al testimonio de algunos amautas, quienes realizan rituales con sahumerios, serpentinas y bebidas alcohólicas.
En algunos casos, los creyentes de la Patrona de la Integración Nacional celebran con música de bandas y baile la obtención del préstamo.
Otra tradición que concentra a cientos de peregrinos es la venta de lotes en miniatura en la serranía, donde se cuadricula y adorna con flores y plantas un espacio para simular la adquisición del predio.
Benita Zenteno, una devota que arribó desde Santa Cruz a Quillacollo, relató que si bien pidió a la virgen salud para su hija y madre, también subió hasta el cerro en busca de apoyo para comprar un “lotecito” para una vivienda.
“Son seis años los que me doy tiempo y modos para llegar, uno puede encontrar de todo precio los lotes en el calvario, depende del tamaño y del decorado”, afirmó.
En un recorrido realizado por Los Tiempos, se constató que algunos comerciantes, incluso, colocaron letreros del costo de los lotes y los ofertaron con títulos de propiedad en miniatura.
La peregrinación de los fieles desde la ciudad de Cochabamba al Santuario de la Virgen de Urkupiña colmó de comerciantes la avenida Martín Cárdenas de Quillacollo y otras vías adyacentes.
Los vendedores solo levantaron por unos minutos sus puestos para permitir el paso de la procesión de la imagen mariana al calvario para la misa central.