La sequía y cambios convierten tres lagunas de Vacas en desiertos
Completamente secas, con el suelo resquebrajado y con poca agua o a punto de desaparecer, así están tres de las seis principales lagunas que convirtieron a Vacas en la tierra del pejerrey, la papa y el agua.
Mientras las lagunas de Yanatama y Junt’utuyu ya no cuentan con agua, Parco Qhocha, que alberga a diferentes especies de aves y se constituye en la fuente más grande para criar peces, como el pejerrey, tiene un caudal mínimo, informó el asambleísta departamental Jesús Quispe.
La falta de lluvias y el cambio climático aceleraron la evaporación de los cuerpos de agua y ponen en riesgo la supervivencia de 30 comunidades que se dedican a la agricultura y al turismo, según informes oficiales.
La crisis hídrica obligó a las autoridades municipales a distribuir agua para el consumo, en tanques de plástico, a las comunidades afectadas y a tramitar la declaratoria de zona de desastre con la esperanza de conseguir apoyo de la Gobernación y el Gobierno nacional.
El alcalde de Vacas, Edwin Coca, relató que la desaparición de vertientes y la agonía de las lagunas redujeron la afluencia de turistas, la producción de papa, haba y hortalizas y la disponibilidad de forraje para las vacas y ovejas.
La dura sequía también causó estragos en la piscicultura, debido a que por la falta de agua los peces mueren y los pocos que quedan aún en la laguna Parco Qhocha corren el riesgo de desaparecer, alertó.
“En 2021 los peces empezaron a morir y, actualmente, creo que hay poco pejerrey en Parco Qhocha. Esta laguna es uno de los principales atractivos turísticos del municipio donde hacíamos una feria con lanchas, pero por la escasa afluencia de turistas los que se dedicaban a este transporte están migrando”, afirmó.
La autoridad señaló que para paliar los efectos de la sequía en las comunidades se traslada dos veces a la semana agua potable, pero se carece de presupuesto para mitigar la escasez del recurso hídrico a largo plazo con la perforación de pozos, la adquisición de un camión cisterna y la construcción de una represa.
Por su parte, Quispe comentó que en comparación con otros años la falta de agua se agravó porque, incluso, ocasionó que algunos árboles de eucaliptos y pinos que estaban a orillas de la laguna Junt’utuyu se sequen.
“El año pasado en esta época todavía había agua para los animales y el riego de comunidades que están en los alrededores. Los comunarios sacaban el agua con bombas para la producción, pero ahora no hay nada”, aseveró.
“En Vacas criamos animales y sembramos las parcelas con agua de lluvia que se junta en las lagunas. No tenemos otra forma de sobrevivir”, añadió.
El asambleísta departamental mencionó que la única alternativa para combatir la escasez de agua en la región sería captar el líquido vital de los ríos que fluyen hacia el trópico mediante una represa y de esa forma beneficiar a varios municipios del valle alto.
“Está bien que nos ayuden con semillas, fertilizantes y otros insumos, pero esa es una solución a corto plazo, se tiene que pensar en un proyecto grande”, detalló.
En un recorrido realizado por Los Tiempos, se constató que la sequía causó estragos en los espejos de agua, que lucen devastados y en estado crítico. Asimismo, se verificó que los pobladores sufren por forraje fresco para los animales.
Hay 7 municipios en emergencia
A la fecha, solo siete municipios remitieron a la Gobernación su declaratoria de emergencia por la sequía.
La asambleísta departamental Nely Pinto señaló que, a pesar de que se tiene conocimiento de que al menos 40 municipios sufren por la escasez de agua, son pocos los que han enviado los informes técnicos y legales. Puntualizó que la documentación permitiría agilizar la declaratoria de emergencia departamental.