Una ciudad más “verde” y con menos cemento reducirá las “islas de calor”
La creciente urbanización y la pérdida de cobertura vegetal en la ciudad provocaron que cada vez sea más difícil hallar ambientes templados, un clima que caracterizó a la “ciudad jardín”.
¿A qué se debe este cambio? Todo indica que además de los factores ambientales, las acciones humanas, como el uso excesivo de determinados materiales, por ejemplo, el cemento, generan la formación de “islas de calor”, zonas que concentran mayor temperatura y aumentan la sensación térmica en 2 grados Celsius o más.
En el estudio sobre las “islas de calor”, realizado en 2017, se alertó sobre el incremento de los sitios con más concentración de temperatura (Ver infografía).
En la investigación “Islas de calor en el eje metropolitano”, de Ariel Quiroz y Stephan Dalence, del Centro de Levantamientos Aeroespaciales y Aplicaciones SIG para el Desarrollo Sostenible de los Recursos Naturales (CLAS) de la Universidad Mayor de San Simón, además se recomendó la formación de corredores verdes y mayor forestación para contrarrestar este fenómeno.
En el estudio las áreas se delimitaron en urbana y no urbana y se definieron cuatro categorías: débil, cuando las diferencias oscilan de 0 a 2 grados Celsius; moderada, entre 2 y 4 grados; fuerte, entre 4 y 5, y muy fuerte, cuando se superan los 6 grados. En este caso sólo se tomaron en cuenta las temperaturas más altas registradas en el año en primavera.
En sitios como el aeropuerto, la laguna Alalay y barrios del sur en los distritos 8 y 9 se reportan concentraciones de temperatura muy fuerte por el predominio del cemento, indicó el magíster en ciencias de la geoinformación Ariel Quiroz.
“Gran parte del eje metropolitano tiene islas de calor que van de la leve a la muy alta. Si se tuviera que graficar: Cochabamba desde Sipe Sipe hasta Sacaba es una gran caldera”, explicó.
La zona sur es la que menos árboles tiene. El plan de forestación estableció un promedio de tres árboles por cuadra en K’ara K’ara y Uspha Uspha.
También hay lugares críticos en el norte de Quillacollo, Vinto y en el sur de Sacaba. El estudio remarcó que las “islas de calor” débiles aumentaron entre 2010 y 2017. El incremento se relaciona con la urbanización del suelo.
“Para contrarrestar las islas de calor es bueno plantar árboles, pintar las paredes de blanco. Se necesitan árboles frondosos; no sirven árboles pequeños ni pasto”, dijo Quiroz.
La falta de medidas para mitigar la concentración de calor hará que la cantidad de “islas” aumente, porque son una consecuencia de factores humanos.
“Las islas de calor concentran la temperatura, debido al material, el asfalto es concentrador de calor, y hasta los equipos que se usan. Estos comportamientos generan islas de calor”, enfatizó.