La laguna de Coña Coña, un refugio de aves y años de contaminación
Los plásticos, palizadas, perros muertos y otro tipo de desechos contaminan hoy la laguna de Coña Coña, ubicada al oeste de la ciudad de Cochabamba y la segunda en importancia después de Alalay.
A pesar de su situación crítica, Coña Coña es el refugio de varias aves residentes como el pato maicero, los zambullidores, la polla de agua, ibis y garzas, porque con las primeras lluvias se comenzaron a llenar las pozas.
Según los biólogos que hacen observaciones en la laguna, las aves acuden a Coña Coña para alimentarse y hacer una pausa en su recorrido, pero casi no anidan porque faltan condiciones como vegetación como los totorales.
Además, mientras dure el dragado de la laguna Alalay este espacio es una alternativa para las aves que necesitan hacer un alto en su ruta.
Coña Coña se implementó cuando la ciudad comenzó a urbanizarse, como una protección contra las inundaciones para recibir la descarga de las torrenteras del Tunari como: La Pajcha, Pintumayu, Taquiña, Pintumayu y otras.
Sin embargo, la laguna ahora recibe toda la basura que arrastran los canales que traen el agua de las torrenteras. Un manto de plásticos evidencia la contaminación del lugar y la mala actitud de algunos vecinos de convertir los cursos de agua en basurales.
La laguna lleva casi una década esperando una solución. En ese tiempo, incluso, se aprobó la extracción de arcilla como un dragado, pero sólo se deformó el lugar, de unas 18 hectáreas, sin que hasta ahora se defina su recuperación.
Una consultoría de 2009 de la Alcaldía de Cochabamba identificó como problemas: la contaminación del agua, del suelo, aire y la pérdida de cobertura vegetal. Además, se observó la pérdida de la biodiversidad, la evaporación acelerada del agua, el barro en putrefacción y el ingreso de aguas negras con contaminación de colifecales y amoniacales.
La construcción del patinódromo para los Juegos Suramericanos en 2018 en el entorno de la laguna intensificó el interés en recuperar la laguna, pero, pese a la asignación de un presupuesto de 11 millones bolivianos en el POA, hasta 2020 no se logró recuperar.
La Contraloría General del Estado recomendó, en 2020, a la Alcaldía de Cochabamba que implemente un plan de restauración con metas definidas y que forma parte de la planificación territorial.