Lluvia de espuma, bebida adulterada y costo elevado de sillas marcan el Corso
Entre un cielo nublado, sol y la amenaza de lluvia, miles de personas vivieron ayer el Gran Corso de Corsos. La lluvia de espuma, el decomiso de bebida adulterada, de contrabando, y el costo elevado de sillas, que superó los Bs 200, marcó la jornada.
El ingreso del primer bloque demoró unos minutos de la hora prevista. Además de las comparsas, academias de danza folclórica como Tradiciones de Mi Tierra y el ballet Cupesí de Vallegrande, que debutó en el Corso, presentaron danzas del oriente.
El alcalde Manfred Reyes Villa destacó la importancia de la unidad y la riqueza folclórica de Bolivia. “Este es el cierre del Carnaval con broche de oro”, señaló, luego de bailar la tradicional cueca en el palco oficial.
Sin embargo, la fiesta también enfrentó sus retos. La “lluvia de espuma”, un elemento que predominó ante la prohibición del juego con agua potable, se vio empañada por la venta de productos adulterados y decomisados por la Intendencia.
El jefe del Departamento de Defensa al Consumidor, Enrique Vizcarra, explicó que los envases no contaban con el aval técnico necesario para garantizar su seguridad. Otros incluso fueron reetiquetados. Asimismo, se destruyó bebidas alcohólicas de contrabando. La venta de cerveza comenzó alrededor de las 15:00 en los diferentes puntos autorizados este año por la Alcaldía.
Otro punto de controversia fue el elevado costo de las sillas y graderías para los espectadores, con precios oscilando de los 100 a más de 200 bolivianos, según la zona. Esta situación generó descontento entre los ciudadanos que exigían mayor control del municipio.
Además, pese a la novedad de la denominada “jaula”, se observó dificultades en mantener el orden y fluidez del Corso con baches identificados principalmente en El Prado, y transeúntes afectando la continuidad de los grupos.
Mientras tanto, en las calles paralelas al recorrido, los comerciantes ofrecieron una variedad de productos, desde bebidas y comidas hasta máscaras y gorros carnavaleros, aunque en algunos casos esto provocó la congestión de peatones. Los vehículos tomaron vías alternas para evitar el caos.
El Ministerio de Medio Ambiente y Agua realizó también tareas de control sobre el uso de animales silvestres en la indumentaria de los danzarines.
A pesar de estos contratiempos, el Corso continuó, con participantes y espectadores disfrutando del rico mosaico cultural en el cierre del Carnaval.