Eliminan dos toneladas del caracol africano y buscan cómo erradicarlo en el trópico
Al menos dos toneladas (2 mil kilos) de caracoles africanos fueron recolectados y eliminados en Villa Tunari y Chimoré en lo que va del año, según el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag). Desde la institución también se planteó, ayer, la creación de un programa para erradicar a la “especie invasiva” en el trópico en los próximos cuatro años.
El jefe departamental del Senasag, Juan Martínez, informó que los animales se colectaron en dos campañas fitosanitarias que se llevaron a cabo en coordinación con las alcaldías y sindicatos.
Sin embargo, remarcó que, a la fecha, los moluscos no afectaron cultivos comerciales, pero se detectó que proliferan con facilidad en zonas donde hay mayor sombra y humedad.
“Este caracol no es originario de Sudamérica; fue traído de África hace 30 años. En Bolivia está hace 20 años y a partir de ese entonces se adaptó al trópico y, gracias al cambio climático, ha tenido oportunidad de multiplicarse más rápido”, afirmó.
Martínez explicó que en los últimos dos años las medidas de mitigación se intensificaron en el trópico para prevenir que el caracol africano se convierta en una plaga.
En ese contexto, adelantó que se trabaja para contar con recursos económicos, humanos y logísticos para erradicarlos debido a que los animales son un riesgo porque se alimentan de todo vegetal que encuentren a su paso.
“Tiene un ciclo de vida de hasta nueve años. Cuando no se alimenta, tiende a invernar y sale cuando lo colocamos en agua”, acotó.
El jefe departamental del Senasag explicó que se capacita a los productores para que identifique a la especie y se conviertan en “sensores epidemiológicos” que cumplan el rol de informar y actuar.
La preocupación de las autoridades del área por el aumento de caracoles africanos se debe a que mayo de 2023 se recolectó sólo 300 kilos de esta especie, pero este año la cifra es superior, de acuerdo a antecedentes del tema.
Asimismo, Martínez añadió que se capacita a los agricultores en el manejo de plantaciones de cítricos, luego de constatar que hay daños por leprosis, una enfermedad que se puede combatir incluso con la fumigación.