A tres años del primer trasplante, los árboles se deterioran y pierden follaje
A tres años del primer trasplante de árboles realizado en la ciudad en el marco del proyecto del corredor Quintanilla, un estudio de monitoreo eco fisiológico reveló que el 85 por ciento de los fresnos reubicados sobrevivió, pero muestra signos de deterioro.
El ingeniero forestal y docente universitario Ariel Ayma, junto con estudiantes voluntarios de la Escuela Forestal de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), monitorea la sobrevivencia y el crecimiento de 23 fresnos, siete molles y un jacarandá trasplantados a los parques del Arquitecto y Jorge Trigo Andia en 2021.
Explicó que, si bien inicialmente los árboles parecían estar recuperándose, durante el último año mostraron un preocupante deterioro. “Han empezado a decaer”, dijo. Ramas secas, pérdida de follaje y una disminución en la tasa de crecimiento son algunos de los síntomas observados, en el caso de los 20 de 23 fresnos sobrevivientes.
En tanto, los molles trasplantados murieron casi de manera inmediata, indicó. Según el estudio, los molles perdieron todo su follaje en la primera semana, y no hubo evidencia de nuevos brotes. Por otro lado, aunque el 85 por ciento de los fresnos sobrevivió, no logró recuperar su follaje completo y presentaron un estado hídrico deficiente en periodos secos.
Esta situación, comparada con los árboles testigos en los mismos parques que mantienen un follaje saludable del 90 por ciento durante la primavera y el verano, mostró “que el trasplante disminuyó entre 20 y 80 por ciento del follaje de los árboles trasplantados”, indica el informe.
El estudio también señala que la pérdida de follaje podría deberse a que las raíces de los árboles aún no logran abastecer las demandas de agua para la fotosíntesis, explicó. Esta situación hace que las plantas pierdan hojas para reducir el follaje porque “van concentrando energía donde pueden abastecer”, añadió.
En un recorrido por ambos parques, Ayma mostró cómo las ramas se van secando, obteniendo muestras con una tijera de altura. Asimismo, se observó que los fresnos sobrevivientes tienen alrededor de un 50 por ciento menos de follaje, aunque se espera que mejore con el invierno.
La pérdida de hojas reduce a su vez la cantidad de beneficios ambientales que brindan, subrayó. Por ejemplo, reducen su crecimiento, sombra y su capacidad para reducir la contaminación. Incluso, esto significa una pérdida de hábitat para aves e insectos. “Es posible que recuperemos muchos beneficios en décadas, eso es lo preocupante”, remarcó.
Subrayó la necesidad de seguir investigando para comprender mejor los efectos del trasplante, además de diseñar espacios urbanos que integren y conserven los árboles.