Avistamiento de bufeos y aves, anzuelo para el turismo en Puerto Villarroel
Los paseos en embarcaciones por el río Ichilo, que alcanza una profundidad de 40 metros, para apreciar la naturaleza del trópico y que tiene varios remansos, donde vive y se alimenta el delfín boliviano, son una experiencia inigualable y forman parte de los destinos turísticos que ofrece Puerto Villarroel, que se conecta con Beni y la Amazonía.
En los últimos seis años, el avistamiento de aves y bufeos se ha convertido en una alternativa para atraer a cientos de turistas al año, contaron los guías locales de la Asociación Comunitaria de Turismo Puerto Villarroel (Acotur).
Puerto Villarroel está a sólo cinco horas de viaje en vehículo desde la ciudad de Cochabamba, a 254 kilómetros de distancia. Los visitantes tienen la posibilidad de conocer la biodiversidad de la Amazonía boliviana y en el centro poblado pueden encontrar hostales, comida de variedad de peces de río y artesanías hechas por los indígenas.
El paseo empieza en el muelle del centro de la población, a 30 minutos de Ivirgarzama, donde los pescadores colocan a disposición botes para trasladar a cinco personas y embarcaciones con capacidad para zarpar con 40 turistas.
La ruta del bufeo
Uno de los recorridos más solicitados por los amantes de la naturaleza es la ruta del bufeo. Un viaje que dura al menos cuatro horas, dos de ida y dos de vuelta, en el que se puede contemplar la rutina de las comunidades indígenas yuracarés trinitarias como Nueva Bethel, Siri, Tacuaral y El Pallar.
En el paseo se puede observar a algunos niños y mujeres indígenas yuracarés nadar y lavar ropa en las orillas del Ichilo. En tanto, los varones aprovechan la tranquilidad del afluente para pescar surubí, bacalao, pacú y sabirón, que abundan en esta región del trópico d Cochabamba.
Las plantaciones de banano que sobresalen en la vegetación y las casas rústicas de madera y paja son otra de las particularidades que se pueden observar en el paseo.
Mientras la embarcación avanza, un guía explica que las riadas y el cambio climático dificultan la agricultura en las comunidades indígenas. Otro problema que tienen es la falta de transporte para comercializar sus productos, porque sólo cuentan con pequeñas lanchas a motor para salir hasta Puerto Villarroel.
La presencia de petas, tortugas o “tatarugas”, garzas, patos cuervos, loros y una gran variedad de aves en las playas son otro atractivo.
En el recorrido está el Remanso de los Búfalos, un área a la que llega una gran cantidad de búfalos para tomar agua en la época de estiaje, usualmente en agosto y septiembre.
Luego de una travesía de dos ,horas se llega a unión de los ríos Ichilo e Ivirgarzama, un remanso donde las aguas turbias de ambos afluentes convergen y cobijan a especies como el delfín boliviano (Inia boliviensis), que suelen saltar tímidamente en el invierno, pero en verano dan brincos espectaculares.
A diferencia de Beni, los delfines del río Ichilo son grises y es más complicado identificarlos por el agua turbia, pero el conocimiento de los guías, que en su totalidad son pescadores, es clave para un avistamiento exitoso.
La habilidad de los pescadores para detectar el movimiento de los bufeos que se desplazan en este lugar del río es fundamental para apreciarlos y para que las embarcaciones naveguen más lento para no estresarlos.
La experiencia de ver bufeos en su hábitat emociona a las delegaciones de turistas locales y extranjeros que pagan alrededor de 300 bolivianos por viaje, aunque este costo varía por persona dependiendo de la cantidad de visitantes, el tiempo de navegación y las paradas.