Dólares, negocios y certificados de divorcio, lo más buscado en Alasitas
Dólares, negocios y hasta certificados de divorcio son algunos de los artículos en miniatura más solicitados por los devotos a la Virgen de Urkupiña con la esperanza de ver materializar sus anhelos.
La tradición de antaño de adquirir variedad de productos en miniatura, que simbolizan los deseos de los peregrinos, es una fusión de costumbres religiosas católicas y formas de la celebración de la cosmovisión andina, según el investigador sociocultural Juan Carlos Sabag.
La expresión de fe con este tipo de prácticas se origina en 1960 y se transforma con la llegada de creyentes de La Paz a partir de 1980, según los testimonios de varias comerciantes del Mercado Central de Quillacollo.
A diferencia de otras regiones, la Feria de Alasitas por Urkupiña se caracterizó por la venta de alimentos de la canasta familiar en miniatura que se desarrollaba sólo el 25 de agosto para cerrar la fiesta, contó una comerciante, Esther Rocha.
Mencionó que la feria se organizó en el mercado hasta que las autoridades municipales decidieron permitir a las expositoras vender los productos fuera del centro de abasto y detrás del templo San Ildefonso.
“La venta de verduras, frutas y comidas en miniatura es para que no falte alimento todo el año, se realizaba exclusivamente con billetitos de calvario, pero con el paso de los años ya se pasó a vender con dinero de verdad”, contó.
El uso de billetes de calvario se suspendió en 1990 y la proliferación de comerciantes hizo que la feria se traslade a la plaza Bolívar, sitio del que se trasladó en 2011 a la avenida Martín Cárdenas, la ruta que conduce al calvario en el cerro de Cota, de acuerdo a las vendedoras.
Sabag explicó que la promoción de la festividad y la fusión cultural hizo que los devotos adopten diferentes procedimientos para cumplir sus anhelos.
Mencionó que los creyentes, luego de adquirir los artículos, deben “trabajar” o sacar piedras del cerro de Cota para posteriormente llevar todo a bendecir.