Los precios de hortalizas y tubérculos varían hasta en 100%, según el mercado
El precio de los productos agrícolas de consumo cotidiano varía entre un 10 y un 100 por ciento, dependiendo del mercado donde se los adquiera, según constató Los Tiempos, en una visita a tres de ellos, la mañana del viernes último.
El precio promedio de la arroba de papa, por ejemplo, es de 28 bolivianos en el mercado Integración del Sur —donde venden los productores de cuatro municipios de Cochabamba:
Omereque, Pocona, Pojo y Totora, y dos de Santa Cruz: Saipina y Comarapa—. El mismo producto, en la misma cantidad, se vende en 40 bolivianos en el mercado Calatayud, y en 60 en el 25 de Mayo.
Similares diferencias se constatan en los precios de otros tres productos de masivo uso culinario: tomate, cebolla y zanahoria, y dos frutas de consumo corriente: melón y mandarina.
Las diferencias de precios entre el mercado del sur de la ciudad y esos dos del centro se explican porque el primero es esencialmente mayorista —aunque hay también amas de casa que se proveen ahí de sus verduras para el consumo familiar— y la venta es directamente del productor al consumidor, sin intermediarios.
Pero las diferencias de precio entre el mercado Calatayud, ubicado en las avenidas San Martín y Aroma, y el 25 de Mayo, tres cuadras más al norte y a 100 metros de la plaza 14 de
Septiembre, obedecen “al costo de intermediación y la capacidad de pago de los compradores en cada mercado”, explica el economista Raúl Rivero.
¿Quién fija los precios?
“Los mismos productores, dependiendo de su producto”, dice Maribel Rojas, administradora del Mercado Integración del Sur.
“Por ejemplo, en el caso del tomate, hay variedades. Hay algunos (productores) que traen grandes, bonitos, grandes. Algunos, ya más medianos, otros un poco picado. Entonces, dependiendo de eso, si mi tomate es bonito, puedo pedir 200 bolivianos la caja (de dos arrobas). Si alguien quiere pagar 200, ya, vendo. Pero si no me quieren pagar, rebajo, en 90 llevate.
Entonces, entre la demanda y la oferta, se fijan los precios, entre las 5:00 y las 8:000, después de que se han descargado los productos que han llegado desde medianoche”, agrega esta joven ingeniera industrial de profesión e “hija de productor agrícola de Omereque”.
La situación es distinta para las vendedoras de los mercados del centro de la ciudad, ambos minoristas. Ellas acuden a intermediarios para comprar los productos que comercializan y, al parecer, ponen más atención en su calidad, como refiere Olga Uribe Ledezma, comerciante del mercado Calatayud “desde jovencita, hace 15 años”.
“La papa ha subido”
“La papa nueva ya está la carga a 350 bolivianos lo que costaba 280”, señala la señora Uribe. “Y en la papa hay que tener cuidado porque está viniendo congelada por dentro. Entonces es un riesgo que nosotros agarramos, pero ya no recuperamos cuando viene así, cocido por dentro. Hay papas que se ven bonitas, pero adentro están arruinadas. Dicen que es la helada y también el tiempo, eso está elevando los precios de la verdura también”.
Ella compra papa en La Pampa y en otros lugares el resto de productos que vende. “Empiezo mi trabajo a las 2:00 y empiezo a ver los tomates que, como están ahora escasos, hay que buscar bien. Yo voy a la (avenida) República, uno, otro (intermediario); a veces se nos presenta feo, entonces hay que irnos a buscar”, cuenta.
El tomate también
La administradora del mercado Integración del Sur refiere que “el tomate ha subido de precio en un 50 por ciento desde hace un mes”.
“Está llegando poco porque con el frío y las heladas tardan en enrojecerse. Y también hay enfermedades que atacan a los cultivos”, dice.
Los productos agrícolas se encarecen también porque “la tierra está cansada y el cambio climático afecta, se cosecha menos, explica.
Esos factores, lo mismo que “las plagas”, tienen su impacto en otros cultivos: achojcha, pimentón, pepinos, locoto, coliflor y decenas de hortalizas que se venden en los mercados.
Los bloqueos de caminos son también factores de encarecimiento, “como en enero y febrero, pero luego vuelve a la normalidad”, señala Maribel Rojas.
La escasez del dólar también afecta a los productores, “porque la mayoría de las semillas y todos los agroquímicos son importados”.
“Felizmente el flete (costo del transporte desde el lugar de producción hasta el mercado) no ha aumentado, aunque ya nos han dicho que tiene que subir porque el diésel escasea”, concluye.