Fintech: crece el número de bolivianos que usa sistemas digitalizados de pago
“Bolivia se destaca como el país con mayor crecimiento en usuarios frecuentes de billeteras digitales en Latinoamérica (…) pasando de 20% en 2023 a 45% en 2024”, constata un reciente estudio sobre la inclusión financiera en ocho países.
Ese dato cuantifica de manera precisa lo que es evidente: cada vez son más los servicios, comercios y mecanismos de recaudación impositiva que aceptan pagos digitales, es decir que excluyen el uso de dinero físico pues aplican lo que se denomina tecnología financiera, fintech.
¿Qué es eso?
“El término fintech surge de la fusión de las palabras “finanzas” y “tecnología” (tecnología financiera), y se refiere a todas las nuevas tecnologías financieras utilizadas para mejorar los servicios financieros.
¿El objetivo? Simplificar el sector, hacerlo más eficiente, más seguro y menos costoso. Por extensión, esta noción se refiere a startups (empresas emergentes) que utilizan estas tecnologías para revolucionar el mundo de los servicios financieros. En plena agitación en todo el mundo, ningún segmento del mercado financiero se les escapa”, define el sitio bpifrance.fr.
¿De qué se trata?
Rolando Sahonero, director de la Fundación para la Producción (Funda Pro) lo explica: “Son servicios financieros prestados por empresas que no son necesariamente bancos, y que tienen dos características importantes. Una, que usan tecnología de la información y comunicación (TIC) centradas en el cliente.
No como los bancos que se centran en sus propios procesos y el usuario tiene que ir a trabajar con el banco, con las reglas que pone el banco. Las fintech, se ponen el servicio del cliente. Entonces, son tecnologías puestas al servicio de la persona.
Y la otra característica de estas empresas es que son de carácter disruptivo, es decir, lo hacen de una manera totalmente distinta a lo convencional. Entonces, si podemos ver de una manera muy gráfica o comparar cómo se hacía con los bancos, uno para hacer un depósito tiene que ir con sus billetitos y entregarlos a un cajero frente a frente, etcétera, etcétera. Entonces, ¿cuál es lo disruptivo de usar una billetera de pago? Usar un QR, por ejemplo, es decir, servicios centrados en la comodidad del usuario”.
¿Retraso?
Aunque en Bolivia “la tenencia de billeteras (digitales) y aplicaciones de pagos móviles ha aumentado y actualmente, el 34% de bolivianos (los utiliza)”, como lo constata el estudio anual evocado al inicio de este artículo: Índice de Inclusión Financiera de Credicorp 2024 —elaborado por Ipsos Perú, con base en entrevistas “a más de 13.000 personas mayores de 18 años en ocho países”— Sahonero, que participó en la realización del Mapeo del ecosistema de tecnología digital en Bolivia 2024, realizado por mapeoticbolivia.org, estima que el país tiene un cierto retraso en el tema.
Similar valoración enuncia el estudio Open banking como próximo paso para la innovación financiera en Bolivia, publicado por la Friedrich Ebert Stiftung en Bolivia e internetbolivia.org.
“Bolivia avanza lentamente en la transformación digital del sistema financiero, mientras en otros países la emergente industria fintech ofrece cada vez más productos innovadores tanto bancarizados como no bancarizados”, asegura esa publicación.
Cuestión de contexto
Para Allison Silva, directora de la Fundación Emprender Futuro, que también participó del Mapeo del ecosistema de tecnología digital, “en cada país se generan soluciones fintech en base a sus contextos.
Acelerar las soluciones fintech en Bolivia requiere un enfoque integral que aborde tanto el entorno regulatorio como la adopción tecnológica y la inclusión financiera.
Es importante crear soluciones que sean muchísimo más sencillas y prácticas, porque para que las soluciones que se han implementado tengan una gran cantidad de usuarios, estas deben ser con un nivel alto de usabilidad.
Para que Bolivia esté a la par de otros países que desarrollan soluciones fintech, se pueden acelerar algunas acciones como por ejemplo mejorar la infraestructura digital, fomentar la adopción de pagos digitales, mejorar aún más la inclusión financiera, mejorar la educación financiera y la alfabetización digital, para garantizar un alto nivel de adopción.
Bolivia tiene un gran potencial para crecer en el sector fintech, pero necesita superar varios obstáculos, incluyendo la mejora de la infraestructura digital, la flexibilización del marco regulatorio, y la promoción de la inclusión financiera para ponerse al nivel de otros países de la región”.
Mientras se superan esos obstáculos, el hecho de que un tercio de las startups bolivianas generen productos de fintech, es una señal de que vamos por buen camino.
Tecnología nueva que resuelve viejos problemas, pero aún genera recelos
“La primera fintech que aparece en Bolivia son las pasarelas de pago, en 1996”, dice Rolando Sahonero, director de Funda Pro, al trazar el recorrido de la digitalización financiera en nuestro país.
La aparición de los pagos por QR en todo tipo de comercios —ahora existen incluso en puestos de algunos mercados— y su expansión en 2020 estimulada por el temor al contagio de Covid, es el segundo hito de este proceso, sostiene Sahonero.
Y el tercero, asegura, se da “en 2023 cuando se crea la Cámara Boliviana Fintech” conformada por empresas emergentes “startups tecnológicas que trabajan con temas de servicios financieros y deciden constituir una entidad que los agrupe y represente como gremio.
“Estas empresas tecnológicas están generando soluciones, resuelven problemas que no se han resuelto en siglos, desde que existe la banca”.
Y ahora, las fintech se encuentran con los obstáculos más comunes que frenan la expansión de sus servicios: desconocimiento y desconfianza.
Así lo demuestra un sondeo realizado en la Redacción de este diario, entre 16 adultos económicamente activos y usuarios de tarjetas de débito. Apenas dos de ellos sabían lo que era fintech y alguno intuía de qué se trata la tecnología financiera.
Todos se benefician de sus servicios, pero una mayoría (14) dice desconfiar de ellos, aunque ninguno tuvo jamás una experiencia ingrata que justifique su descrédito.