Cientos de flamencos llegan a la laguna Alalay
COCHABAMBA |
Luciendo su espectacular plumaje y su paso estilizado y zigzagueante, un grupo de flamencos pinta de rosado la laguna Alalay desde hace unos días. Alrededor de un centenar de ejemplares, que recuerdan la fábula de las medias rosas, exponen su color para ser admirados por propios y extraños.
Son flamencos australes y chilenos que migran desde la zona andina, del sur de Argentina, alejándose del frío, y se asientan en Bolivia y Perú. Estas aves llegan en primavera en busca de alimentación y refugio.
"Van alejándose de las zonas frías aunque son animales de alta montaña vuelan desde las zonas planas hasta la parte superior a unos 4 500 metros, incluso se los puede ver en el lago Titicaca, en el Salar de Uyuni en la laguna Colorada y a veces aquí arriba en el Parque Tunari", explica el ornitólogo, John Vargas.
Aunque no hay una forma de saber cuánto tiempo se van a quedar Vargas afirma que los podremos ver agitando las alas al ras del suelo de una semana a un mes. "La laguna es un lugar de paso, estas son aves migrantes pero hay algunos grupos que pueden estar bastante tiempo", explica Dennis Soux, responsable de fauna silvestre del municipio.
Los mayores tienen un color más rosa y blanco con jaspes negros y llegan a medir hasta 1,45 metros de altura, mientras que los adolescentes son de color grisáceo.
El ornitólogo afirma que estos ejemplares vienen periódicamente; sin embargo, los últimos años, ya sea por la extensión de la mancha urbana o los cambios climáticos, no se aproximaron a esta laguna.
En Bolivia existen tres especies de flamencos, el flamenco andino Phoenicoparrus andinus, el de james Phoenicoparrus jamesi y el Phoenicopterus chilensis, que es el de mayor distribución de Sudamérica, desde el sur de Argentina hasta Ecuador.
Después del desastre ambiental del que fue protagonista la laguna, con la muerte de peces, la contaminación por toxinas y la sequía, el acontecimiento devuelve la esperanza de considerar a este espejo ambiental como un ecosistema imprescindible para la ciudad.
Acompañando a las parihuanas, varias especies vienen desde Canadá y otras se acercan desde el sur, de la Patagonia. "No son los únicos que llegan hay varias especies que vienen del norte. Las cigüeñuelas patilargas que ahora mismo de hecho están ahí", afirma.
Recomendaciones
"Lo principal es respeto, poder observarlos conocerlos y no arrojarles objetos, ni piedras, ni comida", explica Vargas. Se recomienda a las personas que lleven larga vistas y sobre todo que tengan paciencia si quieren apreciar su vuelo.
Algunas de las especies que están en la laguna dejan sus huevos en los totorales, la recomendación del experto es no acercarse demasiado y evitar causarles estrés o atormentarlas.
Estas aves se alimentan de crustáceos, algas y otros organismos microscópicos, lo más importante es recordar que buscan descanso, alimentación y cuidar su ecosistema,
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— Los Tiempos (@LosTiemposBol) 30 de septiembre de 2016