La dexametasona salva vidas, pero no se debe usar sin indicación médica por el peligro de los efectos adversos
Un estudio de la Universidad de Oxford parece haber encontrado un fármaco efectivo contra la Covid-19 (coronavirus), específicamente para aquellos pacientes graves con problemas respiratorios.
Se trata de la dexametasona, un medicamento común en los centros de salud, que ha funcionado de manera efectiva reduciendo hasta un tercio la mortalidad entre pacientes que requieren respiración asistida, y en un quinto entre los que necesitan que se les suministre oxígeno. Ya fue avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se ha utilizado desde la década de 1960 y está incluido en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS desde 1977 en múltiples formulaciones, y actualmente está fuera de patente y está disponible de forma asequible en la mayoría de los países.
Sin embargo, los expertos alertan de los riesgos existentes si la población se automedica con el fármaco. No es un medicamento preventivo y ningún corticoide debería tomarse sin receta y sin síntomas.
¿Qué es la dexametasona?
La dexametasona es un corticosteroide, es decir, es similar a una hormona natural producida por las glándulas suprarrenales, tiene efectos antiinflamatorios, analgésicos y antialérgicos, y suprime el sistema inmune. Además, alivia la inflamación, hinchazón, calor, enrojecimiento y dolor.
¿Qué uso tiene habitualmente?
Sus características le permiten tratar enfermedades como el asma, o para paliar algunos de los efectos secundarios de la quimioterapia en enfermos de cáncer, trata diferentes tipos de artritis, infecciones en la piel, la sangre, el riñón o los ojos, o se indica tras cirugías dentales.
¿Tiene efectos secundarios?
El tratamiento de este fármaco puede provocar vómitos, mareos, problemas de visión, ansiedad o inflamación de la cara, piernas o tobillos. Por otro lado, estar medicado bajo este fármaco provoca que los pacientes que lo consumen son más susceptibles de contraer otras enfermedades infecciosas.