Brasil rompe el secreto y publica el contrato con Pfizer para la compra de vacunas
Sao Paulo y Brasilia
El Ministerio de Salud de Brasil reveló lo que era hasta ahora un secreto: rompió la cláusula de confidencialidad y publicó en Internet el contrato firmado con la farmacéutica estadounidense Pfizer para la compra de vacunas contra el coronavirus.
Según reveló ayer el diario O Globo, el contrato señala que cada dosis de la vacuna cuesta 10 dólares, y el acuerdo es para la compra de 100 millones de dosis, es decir, mil millones de dólares.
El acuerdo, según el sitio de noticias, O Tempo, preveía que las "informaciones confidenciales", como el cronograma de entrega y el valor de las dosis (10 dólares cada una) no podrían darse a conocer por los próximos diez años. La información fue anticipada por la radio CBN.
Las reglas del texto indican que la empresa podría rescindir el contrato "inmediatamente" si se violaran las condiciones del acuerdo y no se remediaran en un plazo de 30 días, informó O Tempo.
Y que si fuera por una causa justa, el gobierno brasileño debería pagar "el precio total de todas las dosis contratadas, menos los valores ya pagados a Pfizer".
Pfizer se negó a comentar la filtración. El Ministerio de Salud afirmó que retiró el documento del sitio en función de la cláusula de confidencialidad.
Pero los medios tuvieron acceso a un e-mail que fue enviado desde un correo de Pfizer este martes a uno funcionarios. La empresa le pidió luego que borrara ese texto de una plataforma creada por él en Internet.
Según publicó el diario Folha de Sao Paulo, el gobierno de Jair Bolsonaro rechazó el año pasado al menos tres propuestas de Pfizer que preveían la entrega de 70 millones de dosis de vacunas hasta diciembre de este año.
De ese total, 3 millones estaban previstos hasta febrero.
Según recordó O Globo, el contrato fue blanco de críticas por parte del gobierno y del propio Bolsonaro, debido a cláusulas consideradas abusivas. El presidente llegó a decir que divulgaría el documento para justificar el hecho de que el Ejecutivo todavía no compró las vacunas del laboratorio estadounidense.
Judicialización
Brasil vive desde hace más un año una intensa judicialización de la pandemia, en medio de un sinfín de decisiones contradictorias por parte de los tribunales que van desde la autorización de la apertura de escuelas hasta la celebración de misas.
Entre órdenes y contraórdenes, el Poder Judicial ha ganado un creciente protagonismo durante la crisis sanitaria, llegando a decidir sobre todo tipo de medidas en el combate a un virus que ya deja más de 340.000 muertos y 13 millones de casos de Covid-19.
En pleno embate entre el presidente Bolsonaro, y gobernadores, el Tribunal Supremo de Brasil (STF), la máxima corte del país, dictaminó el año pasado que estados y municipios tienen competencia para decidir las medidas de combate a la pandemia, pero muchas de ellas han encallado en un auténtico laberinto judicial.
Recientemente las alcaldías de diversas ciudades del país, entre ellas Sao Paulo y Río de Janeiro, prohibieron todas las actividades no esenciales e incluyeron las misas presenciales, para contener la fuerte transmisión del virus.
El asunto, sin embargo, ha llegado hasta el pleno del Tribunal Supremo, que deberá decidir si mantiene o derriba la decisión del magistrado Kassio Marques Nunes, uno de los once magistrados de la corte y quien fue recomendado por el presidente Bolsonaro.
El conflicto generado en la Corte Suprema en torno a la apertura de las iglesias se suma a decenas de decisiones contradictorias ya dictadas por tribunales del país con relación a la pandemia, en su mayoría relacionadas a la reapertura de las actividades económicas, autorizada por un juez y negada por otro o viceversa.