Los tiroteos masivos en EEUU mantienen en vilo a toda la nación
Los tiroteos masivos comienzan a acaparar nuevamente la incertidumbre en EEUU, a medida que el país retorna a una normalidad por la pandemia del coronavirus.
La más reciente ola de violencia con armas de fuego comenzó el 16 de marzo cuando un tirador mató a ocho personas de origen asiático en tres spas de Atlanta.
El 22 de marzo en un supermercado de Colorado se produjo un tiroteo con un saldo de 10 muertos, fue el que más víctimas mortales ocasionó.
Al día siguiente, cuatro personas fueron hospitalizadas luego de un tiroteo en Gresham, Oregon. Dos días después, un par de tiroteos en clubes de Dallas y Houston dejaron a una joven muerta y 12 personas heridas.
Pocos días después, un tirador abrió fuego contra lo que la policía de Filadelfia denominó una fiesta ilegal, matando a un hombre e hiriendo a cinco más.
El 15 de abril, al menos ocho personas murieron en un tiroteo ocurrido en un almacén de la empresa de servicios postales FedEx en Indianápolis.
El 20 de abril, nueve adolescentes resultaron heridos después de que estalló un tiroteo en la fiesta de cumpleaños de un niño de 12 años cerca de Nueva Orleans.
Llamado presidencial
La semana pasada el presidente Joe Biden instó al Senado a “dar un paso adelante y actuar” en la reforma de las armas de fuego en EEUU, un problema que se ha profundizado en los últimos meses con una sucesión de tiroteos masivos, que según el mandatario “deben llegar a su fin”.
Sin embargo, la audiencia que busca verdaderamente la instalación está en el Senado, donde los Republicanos han frenado todos los intentos de reforzar el control de armas después de masacres como la de 2012 en una escuela de Newtown (Connecticut), donde murieron 20 niños; o la de 2017 en Las Vegas (Nevada), que mató a 58 personas.
En 2018, cuando otro ataque armado acabó con 17 vidas en una escuela secundaria en Parkland (Florida), un movimiento estudiantil sacó a las calles a un millón de personas para exigir medidas, pero el Senado, controlado por los Republicanos, no les escuchó.
Ahora, Biden ha exigido que el Congreso vuelva a prohibir las armas de asalto y los cargadores de munición de gran capacidad, como hizo entre 1994 y 2004.
La gran mayoría de los conservadores, que ocupan la mitad de escaños en el Senado, se oponen a limitar lo más mínimo el derecho a portar armas, con el argumento de que lo garantiza la Segunda Enmienda de la Constitución.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés) se ha asegurado durante casi dos décadas de que no hay cambios en la legislación con sus generosas donaciones a las campañas de los Republicanos, pero ahora se encuentra en bancarrota, acusada por las autoridades de Nueva York de un uso indebido de fondos.
Aunque los Demócratas advierten que ese grupo de presión es todavía muy poderoso, también confían en que los conservadores en el Senado empiecen a ceder y permitan aprobar, al menos, un refuerzo del sistema de verificación de antecedentes de los compradores de armas, algo que apoya el 90 por ciento de los estadounidenses.
En una entrevista a CNN, el exsubdirector del FBI, Andrew McCabe, dijo que “absolutamente nada” detendrá el regreso del país a la violencia masiva prepandémica si los legisladores se niegan a restringir el acceso al armamento.
“No hay otro país similar en la Tierra que experimente el mismo número, la frecuencia de tiroteos masivos que nosotros, y es directamente atribuible a la profusión y la disponibilidad de armas, particularmente armas de estilo de asalto de alta potencia y la facilidad con la que cualquiera puede adquirirlas en este país”, dijo a CNN.
Según cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, EEUU tuvo 14.414 homicidios en 2019, uno cada 36 minutos, mientras que otras 23.941 personas se dispararon fatalmente contra sí mismas, una cada 22 minutos.
Datos: Agencias e internet
MEDIDAS A CORTO PLAZO
El Gobierno de Biden publicará dentro de dos meses una orientación para que más estados aprueben leyes que permiten a los jueces prohibir temporalmente el acceso a armas de fuego a ciertas personas que pueden resultar peligrosas para sí mismas o para otros, bajo solicitud de sus familiares.
Biden pidió al Departamento de Justicia que, dentro de un mes, presente una norma que ayude a frenar la proliferación de armas de fabricación casera, conocidas como “ghost guns” (pistola fantasma).
Esas pistolas se pueden ensamblar en casi media hora a partir de kits con piezas que están a la venta y son difíciles de rastrear para las autoridades, porque carecen de número de serie.
DEMÓCRATAS Y REPUBLICANOS, ENFRENTADOS
Roberto Covarrubias N. Analista Político
Atentados masivos como los de Colorado, Atlanta o California han dejado decenas de fallecidos y heridos y han reavivado el debate sobre el control de la posesión de armas.
Tennessee es uno de los estados más liberales del país en ese aspecto. A inicios de abril, el gobernador republicano firmó una legislación que convertirá a Tennessee en el estado en permitir que la mayoría de los adultos de 21 años porten armas sin antes aprobar una verificación de antecedentes y capacitación. Este tipo de cosas son las más criticadas por la bancada demócrata.
Entre las demandas del Partido Demócrata están la restricción a la compra de armas para personas con antecedentes o problemas mentales. Además, Joe Biden también se pronunció recientemente sobre la necesidad de prohibir la fabricación o modificación casera de armas, algo que resulta quijotesco, ya que no existe un seguimiento de las mismas. Sin embargo, un amplio sector del Partido Republicano, apoyado por el gran lobby de la Asociación Nacional del Rifle, asegura que una regulación de las armas “ataca” a la Segunda Enmienda de la Constitución.