“Misión Ucrania”: el afán de jóvenes lusos para evacuar a refugiados
“Vamos a tener la vida de las personas en nuestras manos”. João Martins y otros 15 jóvenes están detrás de “Misión Ucrania”, una caravana que partió ayer de Lisboa con destino a la frontera polaca con Ucrania para recoger a una treintena de refugiados, entre ellos un bebé de siete meses.
Eran las 6:15. Aún no había nadie en las puertas del colegio lisboeta São João de Brito. Poco a poco empezaron a llegar los jóvenes. A las 7:00, sin demora, pusieron rumbo a Medyka, en la frontera polaco-ucraniana, para llevar ayuda humanitaria y evacuar ucranianos.
“No tengo miedo. Sabemos la responsabilidad que esto tiene. Vamos a tener la vida de las personas en las manos, pero está toda la gente confiada y con coraje para hacer esto”, cuenta el joven a Efe. La caravana tiene 7 mil kilómetros por delante para llegar a la frontera polaca con Ucrania y regresar.
“Vamos a llevar medicamentos y alimentos a los refugiados en la frontera y después vamos a traer cerca de 30 personas a Portugal, mayoritariamente mujeres y niños, entre ellos un bebé de siete meses”, sostuvo.
Cuentan con 21 personas confirmadas, la mayoría con familia, amigos o casa en Portugal. Aún disponen de ocho plazas disponibles que, lamentan, se llenarán rápido.
Junto a los alimentos y medicamentos las cinco furgonetas de nueve plazas llevan gasolina, peluches y “cosas para pintar” para los más pequeños.
Estiman llegar a la frontera en dos o tres días en un viaje sin parada donde los tres conductores de cada furgoneta se turnarán al volante hasta llegar al destino y, a la vuelta, pasarán una noche en Fráncfort.
Román evacuará a su primo
Al viaje también se ha sumado Roman Barchuk, un ucraniano de 25 años que llegó a Portugal en 2004 y será el encargado de comunicarse con los refugiados.
Este viaje es importante para él. Además de los lazos que lo unen a Ucrania, evacuará a su primo de nueve años: “Ella —su tía— viene sólo a traer a mi primo, pasa la frontera para entregármelo a mí y después vuelve”, relató.
Junto a los quince conductores participa en el proyecto la enfermera Índia Saraiva, de 25 años. El principal desafío, describe, es no saber cuál es el estado y las condiciones de salud de las personas.
“Vamos a intentar tener una estrategia a nivel de comunicación, intentar integrarlas de la mejor forma en nuestro equipo, protegerlas al máximo de los estímulos externos y traerlas con la máxima seguridad”, añadió la joven.
Iniciativa de jóvenes
La iniciativa de estos jóvenes entre 23 y 28 años surgió entre un grupo de cinco amigos portugueses. Uno de ellos lo propuso en el grupo de WhatsApp y todos aceptaron.
“Algunos nos conocemos del trabajo, juntamos a otros amigos de fuera y formamos un grupo de 15 personas que estamos muy empeñadas en hacer lo mejor posible en esta situación horrible que es la crisis humanitaria en Ucrania”, sostiene Simão Saraiva, otro de los participantes.
Varios se pidieron días del trabajo y otros cogieron días de sus vacaciones, pero todos consiguieron de una forma u otra los días para “esta causa tan importante”.
“Para nosotros es importante no quedarnos indiferentes y mostrar que las personas, individualmente sin estar asociadas a una organización, pueden hacer la diferencia”, suscribe João Pedro Westwood.
El viaje se podrá seguir a través de la cuenta de Instagram Missão Ucrânia, donde ya han compartido en los últimos días las recogidas de enseres y publicarán todo el proceso.
Ola de seguridad
Desde que Rusia comenzara la invasión a Ucrania se han producido decenas de concentraciones y manifestaciones en Portugal para pedir el fin de la guerra y se han multiplicado las acciones de ayuda a los refugiados.
En los últimos días han partido hacia la frontera ucraniana varias “caravanas humanitarias”. Este martes partieron de Portugal más de 60 personas para llevar alimentos a Polonia y trasladar refugiados.
En Portugal residen más de 28.600 ucranianos, la quinta posición en el listado de comunidades extranjeras en suelo luso, y en los últimos días el país ha recibido más de 2.600 peticiones de protección temporal de ucranianos.
Voluntaria
Por su parte, la joven polaca Agnieszska Kornecka nunca imaginó que se convertiría en una de los cientos de voluntarios que día y noche velan por los refugiados ucranianos que llegan a los puntos de recepción en la frontera con Polonia, donde se apilan a la espera de ser llevados a otras ciudades del país.
Con el coche lleno de cajas de productos básicos que cubren hasta las ventanas, Agnieszska, de 28 años, arranca desde Varsovia en una jornada en la que conducirá más de 600 kilómetros para llegar al punto de recepción del pueblo de Hrebenne, en el sureste de Polonia y fronterizo con Ucrania, donde cientos de personas, la gran mayoría mujeres y niños, intentan dormir y resguardarse del frío en una gélida noche.
“Es realmente triste, es horrible porque ves a la gente que está confundida, no saben qué ayuda esperarán, dicen que no necesitan nada. Te sientes impotente”, afirma la graduada en Derecho sobre los cientos de miles de refugiados que han llegado a ese punto y a los otros pasos fronterizos de Polonia con Ucrania.
Polonia acogió a unos 885 mil ucranianos desde el 24 de febrero
Polonia es el país que más refugiados ucranianos ha acogido desde que empezó la invasión rusa el pasado 24 de febrero con, 885 mil, según los últimos datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), algo que ha sobrepasado al país que sufre también una crisis económica.
La gran mayoría del trabajo que se hace en los puntos de recepción es hecho por los voluntarios, subraya la voluntaria polaca Agnieszska Kornecka, que añade que aunque el Gobierno polaco está intentado mantener unida a la población con nuevas leyes para los refugiados ucranianos, “no es suficiente” su ayuda. Ella empezó ayudando a los refugios de animales al otro lado de la frontera y ahora acoge a una segunda familia ucraniana en su propia casa hasta que puedan irse.