Tentáculos de cárteles mexicanos de la droga se extendieron en Latinoamérica
México continúa siendo un país de tránsito para la droga hacia Estados Unidos y Canadá, y sus organizaciones criminales son muy poderosas, pero también se percibe una fragmentación del panorama criminal. En la actualidad, las autoridades mexicanas han identificado nueve grandes grupos delictivos organizados que incluyen aproximadamente un total de 53 grupos, indica el Informe Mundial sobre Cocaína 2023 presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).
La ONU describe la situación como una red de alianzas cambiantes y muy especializadas que cooperan entre sí en función de la situación.
Los cárteles mexicanos de la droga han extendido sus redes en Latinoamérica. Sin embargo, en vez de tener células en otros países, han optado por una estrategia más práctica: forjar alianzas con los grupos locales. De este modo, ganan en invisibilidad y en rapidez.
Colombia
Es el mayor productor de cocaína a nivel mundial. En varias regiones se concentran las redes dedicadas a la producción de base de coca y clorhidrato de cocaína: el clan del Golfo, las disidencias de las FARC y el ELN, además de algunos pequeños grupos de narcotraficantes.
Autoridades y residentes en Colombia señalan que no hay una presencia constante de miembros de los cárteles mexicanos; más bien, de unos cinco años a la fecha, se ven, de cuando en cuando, emisarios del Cártel de Sinaloa, seguido por el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero también de los Zetas e incluso del Cártel de Oaxaca. Según la Policía Nacional, 75 por ciento de la cocaína que se produce en Colombia es vendida a los cárteles mexicanos.
Venezuela
InSightCrime documentó en 2020 la presencia del Cártel de Sinaloa en el estado de Zulia, Venezuela. Según la organización, la presencia del narco mexicano ha crecido a tal punto que “existe un pueblo en el estado que ha sido rebautizado con el nombre de Sinaloa”.
Como en Colombia, se hacen notar con “lujosas camionetas último modelo, fiestas con narcocorridos de fondo, prostitución y otra serie de excentricidades que han cambiado la cotidianidad de esta zona”.
El Salvador
La presencia de los cárteles mexicanos en El Salvador es más diversa: del Cártel de Sinaloa al Cártel del Golfo, la Familia Michoacana, Los Zetas y el CJNG, según información de la DEA.
Estos grupos están activos en el país desde 2012, aunque no fue hasta 2018 y 2019 que se conocieron más detalles de sus operaciones. La presencia más reciente es la del CJNG. En este país, los narcos mexicanos se aliaron con los jefes históricos de la Mara Salvatrucha (MS-13), que, a pesar de estar en prisión, controlan a sus bases, diseminadas en células (clicas) en el territorio.
Perú
Las autoridades han detectado presencia del Cártel de Sinaloa en Perú, desde hace 10 o 12 años. En especial, mantienen vínculos con traficantes del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) y la región del Alto Huallaga, ambos en la selva peruana.
En este caso, el fin del negocio es comprar la cocaína que se produce en el Vraem, donde clanes familiares transforman la pasta base en clorhidrato de cocaína. Los traficantes mexicanos acopian la droga en ciudades ubicadas cerca de los puertos y la “siembran” en barcos con destino a Estados Unidos o Europa.
Argentina
En 2008, un crimen triple de empresarios farmacéuticos dejó al descubierto el tráfico a gran escala desde Argentina para los cárteles mexicanos de las drogas, en especial para el Cártel de Sinaloa.
En 2017 fueron confiscados casi 2 mil kilos de cocaína y condenados tres mexicanos ligados al Cártel de Michoacán. Actualmente se tienen detectadas células de los cárteles mexicanos operando en el norte (Salta-Jujuy), cerca de la frontera con Bolivia, que es uno de los mayores proveedores regionales de cocaína, junto con Perú y Colombia. Para operar, los mexicanos se alían con grupos locales. Trabajan en células, para garantizar el mercado de la cocaína y el incipiente mercado de la heroína.
Brasil
Los cárteles mexicanos se infiltraron también en Brasil. Investigaciones de la Policía Federal y de la Policía Civil de Sao Paulo han detectado la presencia de gente del CJNG, de Sinaloa y de Juárez.
Las pesquisas revelan que, en los últimos 10 años, los narcos mexicanos han venido operando a través de acuerdos con el Primer Comando Capital (PCC), la mayor organización criminal no sólo de Brasil, sino de Sudamérica, que a su vez tiene alianzas con grupos en otros países, como La Banda de los Monos, en Argentina, y a la que se atribuyen múltiples asesinatos.
La investigación revela también el creciente papel de Brasil como plataforma para el envío de droga de los cárteles mexicanos a Europa.