Conflictos Gaza eclipsa la guerra en Ucrania
Está más alejada de los focos, pero la guerra en Ucrania no se ha detenido. Las tropas de Moscú y de Kiev combaten despacio, en posiciones ofensivas y defensivas, sobre una tierra quemada que teme la dureza del invierno. A Ucrania le ha robado protagonismo la reactivación del connflicto palestino-israelí.
Es un hecho que el conflicto se encuentra paralizado. Sobre el terreno de batalla, tanto Ucrania como Rusia no pueden llevar a cabo maniobras de gran nivel que conlleven bajas en las tropas. Moscú avanza en algunas áreas del frente y Kiev ataca con drones Crimea. “Viendo los avances tecnológicos en reconocimiento con drones e identificación de acumulación de tropas, dificulta que se lleven a cabo acciones de carácter ofensivo a gran escala”, argumenta el analista y politólogo ucraniano Viktor Savkiv.
La guerra en Ucrania está resultando más larga de lo que se esperaba. “Creo que el conflicto en Oriente Medio beneficia a Vladímir Putin, porque Estados Unidos y Europa, que han estado apoyando a Ucrania, ahora tienen que poner los ojos sobre Israel. Para Washington es más importante Tel Aviv que Kiev”, explica por su parte la periodista, escritora y traductora rusa, Daría Gavrilova. Por otro lado, opina que lo que ocurre en Gaza rompe la unanimidad entre la opinión pública europea. Y eso abre el escenario a una nueva pregunta: “¿Cuánto tiempo vamos a seguir apoyando a Ucrania? ¿Realmente es algo que interesa a nuestro país?”, se pregunta Gavrilova.
Los analistas coinciden en que no poner el foco en Ucrania hace daño la moral de su población y beneficia al Kremlin. “Se puede cuestionar la narrativa que se había instalado y que intentaba plantear el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que la suya es una guerra existencial para las democracias, que no es un conflicto producido por la disolución de la Unión Soviética, no tiene un carácter regional y, por lo tanto, todo el mundo tenía que poner toda la carne en el asador”, alega Ferrero-Turrión. Y ahora, la guerra en Gaza desengrasa y rompe las tesis de casi dos años de conflicto.
La gran pregunta de muchos analistas es hasta qué punto la atención a Oriente beneficia a Rusia. “La reactivación violenta de Palestina le viene bien a Moscú porque se produce un claro desvío de la agenda política”, argumenta el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez Villaverde. De ahí que el propio Zelenski, el pasado mes de octubre, visitara por primera vez la OTAN desde el inicio de la ofensiva rusa contra su país, después de pedir que el conflicto palestino-israelí no eclipsase la situación en su país. Allí recibió promesas de que la situación en Israel “no afectará” al suministro de armas por parte de la alianza militar. “El Gobierno ucraniano insiste en que la situación bélica está estancada si no recibe más armas. Hay un temor a que baje el apoyo militar y que aumente la presión para que lleguen a algún tipo de acuerdo con cesiones territoriales”, matiza Núñez Villaverde.
“Hay una sensación de que se nos presta menos atención, muchos enviados especiales que estaban cubriendo la invasión rusa ahora están en Oriente Medio”, confiesa Savkiv. Una situación que podría suponer un problema a medio largo plazo en lo que a la ayuda militar se refiere. “Estados Unidos y los países de la Unión Europea tienen una capacidad de producción de cierto armamento por el que podríamos competir con el Gobierno de Benjamín Netanyahu”, dice el analista ucraniano.
Ocurriría, por ejemplo, con los proyectiles de alta precisión como Excalibur. “¿Los necesita Israel? Sí. ¿Estados Unidos será capaz de producirlos en tiempo real para nosotros y para Israel?”, preguntaba el diplomático y exministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Pavlo Klimkin, en una entrevista en la radio pública Suspilne. También alegaba que en unos meses les llegarán los esperados F-16 que Israel ya tiene y “los sistemas de suspensión de determinadas municiones son los mismos. ¿Somos potencialmente un competidor?”, volvía a preguntarse. Y ante esta cuestión, no se pueden obviar las reticencias de los republicanos en Estados Unidos a los paquetes de ayuda a Zelenski.
La cita electoral en ciernes por la carrera hacia la Casa Blanca, alega la investigadora en la UCM, podría obligar a la UE a aumentar el apoyo de tipo miliar a Kiev. A finales de octubre, decenas de líderes apoyaron en Malta una conferencia de paz para Ucrania. Tras casi dos años de conflicto, la palabra ‘paz’ va cobrando más fuerza y rompe con el consenso sobre la resistencia ucraniana. “Estas voces empiezan a ser mucho más contundentes de lo que hemos escuchado hasta ahora”, argumenta la profesora. “Cada vez hay más voces autorizadas que están planteando y están poniendo encima de la mesa que efectivamente es momento de negociar”, concluye.
Sin embargo, más allá de lo militar, las imágenes del asedio a Gaza benefician a Rusia para reafirmar la crítica hacia Estados Unidos por aliarse con Israel. “Lo aprovecha para hacer el efecto espejo con las potencias occidentales y decirles que son unos hipócritas porque no están cumpliendo con el Derecho Internacional”, considera Ferrero-Turrión. La opinión pública puede reprochar a EE.UU. y a Europa “la dejación de determinados valores democráticos”, añade.
El conflicto palestino-israelí se ha reactivado en un mundo ya marcado por la guerra en Ucrania o la inestabilidad en el Sahel y en otras regiones, por lo tanto, va a acentuar aún más la división del mundo en dos bloques. Se reafirma la idea de un nuevo orden mundial y la polarización a nivel global. Estados Unidos y Europa, por un lado, Rusia y China en el otro extremo. Núñez Valverde puntualiza que la novedad en este nuevo escenario es el papel de China, que, “hasta hace muy poco, no existía en Oriente Medio”.
Además, el tablero en Oriente Medio ha ido afianzando nuevas alianzas. Es importante estar pendiente del tono y los movimientos de Hizbulá y otras milicias apoyadas por Irán, que suponen una clara amenaza para Israel y que se postulan al lado de Hamás. Además, Ucrania, que ahora buscaba apoyos en América Latina y en los países árabes, en este nuevo contexto, que tambalea las relaciones internacionales, lo tiene más difícil.