El Salvador tiene eleciones hoy y reelegirá presidente a Bukele
Este domingo, el “rey filósofo” Nayib Bukele —como se autodenomina actualmente en la red social X— será coronado para un segundo mandato en El Salvador. Todas las encuestas le vaticinan una amplia ventaja de casi un 80% de los votos en las elecciones presidenciales.
Bukele es un fenómeno político. Muchos latinoamericanos lo adoran, algunos piensan que es un farsante, y el resto del mundo se enteró de la existencia de El Salvador gracias a este publicista barbudo, que se tomó una selfie en la tribuna de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, y se autodenominó “el dictador más cool del mundo-mundial”.
En apenas cuatro años, el hijo de comerciantes migrantes palestinos ha puesto El Salvador de cabeza: introdujo el bitcoin como moneda oficial, declaró el estado de excepción y encarceló a más de 60.000 personas.
Democracia mediática
En 2019, Bukele les ganó la presidencia y en 2021 dominó el Parlamento, pulverizando el sistema bipartidista. El sistema democrático de equilibrio de poderes se derrumbó como un castillo de naipes, porque las promesas de la democracia nunca trajeron paz ni prosperidad para la mayoría.
Hoy, gracias a un poderoso aparato publicitario, Bukele controla todos los poderes del Estado y, sobre todo, la narrativa. Lo ha logrado hasta tal punto que muy pocos conocen a los demás candidatos que están en la boleta. Los otros cinco aspirantes parecen fantasmas: suman apenas 12% de intención de voto.
La popularidad del presidente de 42 años se debe en primer lugar a que ha acabado con las pandillas que aterrorizaban al país. Los delincuentes traficaban con drogas, extorsionaban a los comerciantes, reclutaban a adolescentes y violaban a niñas. A menudo, huir del país era la única salida para familias enteras extorsionadas y acosadas por el crimen organizado.
Los barrios pobres de las grandes ciudades estaban divididos como feudos medievales. Si alguien vivía en un barrio controlado por la banda llamada Mara Barrio 18, la fatídica M-18, no podía visitar a su tía en el distrito vecino, donde gobernaba la Mara Salvatrucha.
Foco en el crimen
Hacía tiempo que los políticos habían abandonado la lucha contra la delincuencia y se habían atrincherado en sus lujosas mansiones. Hicieron pactos con las bandas, concediendo privilegios a los jefes encarcelados a cambio de que la banda redujera los asesinatos y les ayudara en sus campañas electorales.
Bukele también hizo tratos con los criminales, como reveló el portal investigativo El Faro, pero en 2022 ese pacto se rompió y las bandas desataron una oleada de asesinatos.
Con todos los poderes en sus manos, el gobernante respondió con el estado de emergencia y una represión sin precedentes. Más de 60.000 personas fueron detenidas, a menudo sin orden judicial, y miles condenados en juicios masivos, sin posibilidad de defensa. Entre esa población carcelaria hay miles de inocentes, según organismos de derechos humanos.
La paradoja es que, desde entonces, el país es uno de los más seguros de América Latina. Pero también tiene la tasa más alta de población encarcelada en el mundo.
La nueva propaganda
La segunda razón de la popularidad de Bukele es su talento para la comunicación.
El antiguo propietario de una agencia de publicidad es el rey de las redes sociales, rodeado de un equipo mediático profesional que escenifica con habilidad sus mensajes de joven ejecutivo rompiendo paradigmas. La mitad de la población del país tiene menos de 30 años, muchos solo tienen educación básica y pocas herramientas para contrarrestar su maquinaria publicitaria.
“Bukele representa la victoria de la comunicación sobre la política”, dijo un historiador muy prestigioso, pidiendo el anonimato; pocos se atreven a levantar la voz contra él.
Porque cualquier crítica irrita al habitante de la Casa Presidencial. Especialmente los periodistas lo han padecido. Decenas se fueron al exilio; también El Faro se vio obligado a trasladar sus oficinas a Costa Rica, ante el constante acoso.
Bukele gobierna con ayuda de su clan familiar y sus viejos amigos de la escuela. Ha convertido el país en un Estado policial en el que los derechos fundamentales están suspendidos y la justicia se utiliza como arma política, subrayan sus críticos. La transparencia va en retroceso.
Los desafíos de su segundo mandato
El primer mayor reto para Bukele serán las finanzas. El segundo disipar los temores de autoritarismo.
A pesar de la mejora de la situación de seguridad, falta inversión extranjera.
La economía solo creció un 2,3% en 2023. El Estado salvadoreño está en mora con los proveedores de servicios privados. La deuda asciende al 85% del producto interior bruto.
El Fondo Monetario Internacional vincula los nuevos préstamos a la abolición del bitcoin.
China ha financiado algunos megaproyectos como un nuevo estadio y una biblioteca. Pero en el interior del país falta de todo. Muchas carreteras están arruinadas o en mal estado.
Además, su gestión también se ha visto marcada por señalamientos de autoritarismo, concentración del poder, ataques contra activistas y la prensa, secretismo en el gasto público y atropellos de derechos humanos.