"Indignación" por muerte de Navalny, silencio de Putin
La repentina y misteriosa muerte en prisión de Alexei Navalny ha provocado una brecha aún más profunda entre Occidente y Rusia. La cumbre de ministros de Asuntos Exteriores del G7, con la presidencia de Italia y reunida en Munich, con el ministro Antonio Tajani al frente, expresó su "indignación" y denunció la "inaceptable persecución de la disidencia política" por parte del régimen de Vladimir Putin.
Por el contrario, en Moscú la muerte del opositor del Kremlin fue clasificada esencialmente como un accidente. Y el propio zar no decidió hacer más comentarios sobre el asunto, que tuvo una cobertura mínima por parte de los medios estatales.
La desaparición del enemigo número uno de Putin fue inevitablemente el telón de fondo de la conferencia de seguridad de Munich, dedicada sobre todo a las guerras en Gaza y Ucrania, donde el ejército ruso recuperó con éxito la iniciativa. El G7, reunido para la ocasión en la capital bávara, comenzó con un minuto de silencio en memoria del disidente y una contundente declaración al respecto también se incluyó en la declaración final de la presidencia italiana.
Los ministros de Asuntos Exteriores, al expresar su "indignación" por su muerte bajo custodia, subrayaron "la injusta condena de sus actividades políticas legítimas y de su lucha contra la corrupción". Y "pidieron a las autoridades rusas que esclarezcan plenamente las circunstancias de su muerte". A continuación, el G7 "invitó" a Moscú "a poner fin a la inaceptable persecución de la disidencia política, así como a la represión sistemática de la libertad de expresión y a la limitación indebida de los derechos civiles", se lee en la declaración final, que llegó justo cuando aumentaron a más de 300 arrestos en Rusia durante los homenajes a Navalny.
Entre los países del G7, Londres ha decidido ir aún más lejos y ha convocado a diplomáticos de la embajada rusa para comunicar que sus autoridades son consideradas "plenamente responsables" de lo ocurrido.
La reacción del Kremlin ante este bombardeo fue rechazar las "conclusiones ya hechas de Occidente", pero lo que más hace ruido, más de 24 horas después de la muerte de Navalny, es el silencio del zar, que, entre otras cosas, nunca nombró a su desafiador.
Putin se prepara para las elecciones presidenciales de marzo, una vez más sin rivales. La única incógnita es si y en qué medida la dramática desaparición del rival más popular podría reducir el tamaño del plebiscito a favor del presidente.
De todas formas, la televisión pública dio pocas noticias al respecto, y con mucha demora, sin ahondar en la figura del opositor y los motivos por los que se encontraba en prisión.
Mientras que la editora pro-Kremlin de Russia Today, Margarita Simonyan, desestimó a Navalny al señalarlo como una figura "olvidada por todos durante mucho tiempo", por lo que "no había ninguna razón para matarlo, especialmente antes de las elecciones", también porque habría hecho un favor "a la oposición".
En las redes sociales, por el contrario, Navalny fue el tema principal, con numerosos comentarios también sobre las concentraciones celebradas en varias ciudades del país para recordar su figura. Sin embargo, incluso entre los críticos más conocidos de la guerra en Ucrania, ha prevalecido la prudencia.
Por ejemplo, el político Boris Nadezhdin, aunque elogió el "talento" de Navalny, pero no se refirió a las posibles causas de la muerte.
Además, Putin, más allá de la condena de Occidente, puede contar con el hecho de que no está completamente aislado a nivel internacional. No es casualidad que China se negara a hacer comentarios. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, respondiendo a una pregunta de la agencia AFP, habló de "un asunto interno de Rusia".
La posición de Pekín fue criticada por el secretario general de la OTAN. "Ésta no es una cuestión interna de Rusia porque todos sabemos que es resultado del régimen autoritario de Moscú", dijo Jens Stoltenberg en Múnich. Y señaló que China "comparte la misma narrativa de guerra que Rusia de culpar a la OTAN". (ANSA).