Bloqueo pesado
Ya nos habíamos desacostumbrados a los bloqueos. De aquellos que se daban en El Chapare, en el Altiplano y los que hacían los pobladores de El Alto. Siempre conflictivos, siempre perjudiciales a la economía nacional, a los intereses de los que no estaban involucrados en el problema sectorial.
Los afiliados al transporte pesado nos refrescaron la memoria con un bloqueo en todo el territorio, con graves consecuencias económicas en un momento en que se habla de una caída de las exportaciones del 31,6 por ciento en el 2015; que deja un déficit comercial sustantivo.
Pero cuál el motivo del cierre de carreteras. Los transportistas quieren un sistema impositivo para ellos, diferente al que están sometidos las otras actividades económicas. Y eso no puede darse porque el principio de todo sistema tributario es que la norma sea para todos.
Los señores del volante están equivocados, así haya un compromiso de los gobernantes que incorporaron a la lista de asambleístas a conocidos dirigentes del mencionado sector, por supuesto para conseguir el apoyo en las urnas o con un aporte sustantivo a la campaña electoral pasada. ¿A cambio de qué?
El Gobierno no puede aceptar porque no es justo para con el resto y porque se deben pagar las cuentas del Estado en los diferentes rubros a su cargo, salud, educación entre otros.
Que después del 21 de febrero tendremos más de lo vivido, con certeza. Pero además de los transportistas, se sumarán los gremiales que hace rato vienen reclamando, presionando, para conseguir ventajas impositivas. Esto es problema para el MAS que sabe de las dificultades que se avecinan, aunque aún no las hemos sentido en toda su magnitud.
No se puede tolerar que unos pocos pongan en peligro el esfuerzo de muchos. El bloqueo debe ser una práctica sino erradicada, por lo menos normada para evitar el perjuicio económico y sobre todo para resguardar la paz de la familia boliviana.
Está bien que un sector haga conocer sus problemas, que efectúe marchas y use las carreteras para ese fin, pero no se puede atentar contra el libre tránsito, el derecho a la trabajo, al libre comercio, a la alimentación. Máxime cuando el reclamo no es justo.
Lo que corresponde es que todos tributemos en función de lo que producimos, y es justo que quienes más ganan paguen lo que les corresponde. Y el que quiera jubilación que aporte como todos.
Impuestos Internos es parte del problema, pues han creado una serie de normas al margen de la ley, con simples resoluciones de su directorio, que por otra parte no son difundidas antes de su aplicación, como hace la Contraloría, por ejemplo. Los fedatarios son personas enviadas con la misión de multar y lo hacen de mala fe.
En esa repartición pública no se respeta el principio de presunción de inocencia. Siempre se es culpable, y así no se crea una cultura tributaria.
Me temo que habrá bloqueos después del referendo, eso es lo que nos dice el anuncio del Presidente de crear una empresa estatal de transporte pesado. Ésa no es la solución, ésa es la venganza contra un gremio que se reveló contra lo que consideran injusto.
Si se quiere paz social, evitar muertes en las carreteras y en los puntos de bloqueo, la respuesta pasa por otras acciones que no atenten contra la libre asociación para actividades lícitas.
El autor es periodista.