Conclusiones indisciplinadas del referéndum
No me extraña que el resultado del Referéndum para el Movimiento Al Socialismo haya tenido como conclusión fundamental un proyecto de ley que intente regular las redes sociales a propósito de la “guerra sucia” desplegada en ellas que, de acuerdo a la lectura del Gobierno, promovió el triunfo del NO. A ello, se suman --en palabras del propio presidente Evo-- los periodistas indisciplinados, los medios de comunicación de “derecha” y las empresas encuestadoras que se adelantaron a los hechos.
Y digo que no me parece extraordinaria la síntesis porque –ya lo manifesté en una columna anterior-- el nivel de argumentos y debate de las campañas tanto de la oposición (como si fuera una sola) como del oficialismo (que sí es uno solo) ha dejado mucho que desear.
Evo culpa al Facebook, sin embargo, si el Referéndum lo habría ganado el SÍ ¿las redes sociales serían el “basurero” que son? ¿Si el resultado hubiera favorecido a Evo ¿las redes sociales estarían hoy en el ojo de la tormenta siendo defenestradas por nada menos que los dirigentes cocaleros quienes impulsan una ley para regularlas? Si las redes sociales son el demonio ¿por qué fueron utilizadas por el propio Gobierno y sus jefes de campaña que posteaban y tuiteaban todo el tiempo? ¿Es que lo que ellos subieron a las redes fue digno y lo que subió la oposición no? El Gobierno quiere controlar lo que se constituye una amenaza a sus intereses.
El presidente Evo ha dicho que “hubiera sido interesante que la derecha presente su programa”. No lo hizo por dos razones fundamentales. Primero, el Referéndum no tenía el propósito de presentar ninguna propuesta aunque el Gobierno, empleando una fórmula que data de hace 10 años, ha empleado sus medios (los oficiales) y los de “derecha” para hacer una campaña agresiva, sostenida y millonaria que mostraba obras, proyectos y discursos. Segundo, si de presentar propuestas se trataba, evidentemente, la oposición no habría tenido qué mostrar porque si hay algo que deja concluir este proceso es que los opositores tradicionales apenas se limitan a hacer bandera de los errores (más banales) del Gobierno mientras se esmeran para promocionar viejas y gastadas figuras, ésas que --precisamente-- mantienen decepcionada a la población. Se necesitan cerebros y rostros “nuevos”.
¿Hablemos de los medios? de los oficialistas y de los de “derecha”. A los empresarios de la comunicación no les interesa contratar periodistas de verdad porque provocan censuras económicas. Entonces, tenemos dos tipos de periodistas: Los del grupo de Valverde y Pando (sin medios), y el grupo de los demás. ¿Mi conclusión? El periodismo agonizante ha sido revivido por dos valientes que le han dado un momento de oxígeno… ¡Qué diferente sería si esos dos se convirtieran en 2.000! ¿Alguien podría contra ellos? A dos es fácil sentenciar; a 2.000, difícil; a 2 millones construyendo opinión, imposible.
El periodismo transmisionista, sumiso y farandulero se ha impuesto en Bolivia y no es sólo por falta de capacidad, es que a los periodistas competentes los despiden. Los llaman agentes encubiertos del imperio (Quintana), indisciplinados (Evo) y sinvergüenzas (Moldiz). Pues necesitamos 2.000 periodistas exactamente como el Gobierno los tilda porque vaya que los cocineros, bailarines, hermosas en mini y payasos estridentes le hacen el juego.
El Referéndum se inventó para dos sujetos. ¿Que qué debieron aprender? Lo elemental: A obedecer al pueblo que rechaza el abuso de poder, el autoritarismo y la corrupción.
Perdió el SÍ por exceso de vanidad y deseo; ganó el NO por exceso de convicción y empute. Las redes sociales apenas fueron un instrumento para canalizar el sentir de la mayoría y la voz de las mayorías es incensurable.
La autora es comunicadora social.
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