Los Planes Territoriales de Desarrollo Integral, PTDI
En el área metropolitana cada mes se mueven más de 800 millones de dólares resultado de la dinámica inmobiliaria, dinero que se queda en no más de 1.000 personas ¿Este movimiento económico aporta al desarrollo?
El 21 de enero pasado se promulgó la Ley del Sistema de Planificación Integral de Estado (SPIE), un sistema que articula ámbitos de planificación, prevé un nuevo ciclo, define subsistemas y crea tipos de planes. Una de sus más importantes disposiciones para los ámbitos territoriales es la eliminación de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) y los Planes de Desarrollo socioeconómico (PDM en el nivel municipal). Estos son reemplazados por los Planes Territoriales de Desarrollo Integral (PTDI), instrumentos que conjuncionan el ordenamiento territorial con la planificación socioeconómica y consideran además dimensiones como el desarrollo humano integral, la ocupación territorial, la gestión de riesgo, el cambio climático, la administración territorial, la economía plural y una dimensión antes desconocida: la gestión de sistemas de vida; misma que pretendería identificar unidad entre características biofísicas y socioculturales, evaluando sus dinámicas, para luego armonizarlas. Muy abstracto y poco claro creemos nosotros.
Sin embargo, al vincularse con una receta de planeación, los primeros PTDI resultan poco convincentes. Los elaboradores y los revisores (en el ministerio) han empezado a seguir un “check list”, previendo que todos cumplan indispensablemente X requisitos, olvidando lo particular de cada territorio y quitando la posibilidad de que más o menos dimensiones sean evidenciadas. Los ideólogos del PTDI parecen haber olvidado la plurinacionalidad, el principio de diversidad territorial y que no todo se desarrolla en el escenario rural, principalmente cuando el 70 por ciento de la población boliviana es urbana. No obstante, lo más relevante del PTDI es su vinculación con la inversión pública, que ligada a un sistema de monitoreo geográfico y la obligatoriedad de elaborar estos planes hasta septiembre de este año --condicionado a restricciones presupuestarias--, parece armar una estructura de control gubernamental bastante rígida y dirigida a debilitar más las autonomías.
Por la importancia de lo último mencionado, la mayoría de los gobiernos municipales se encuentran con serios problemas, primero, porque sus presupuestos no incluían recursos para este ítem, segundo, por un desconocimiento sobre la forma de elaboración, seguimiento y gestión de estos PTDI.
En ese escenario, y más allá de la factibilidad y coherencia técnica de estos planes, la elaboración de estos removió un río que genera ganancias a muchos pescadores. De pronto aparecieron cursos de especialización, consultoras especializadas, consultores expertos, entre otros fenómenos lógicos en un río revuelto; aunque, lo que llama la atención es que la Asociación de Municipios de Cochabamba (Amdeco) apareció elaborando más de una decena de planes, con presupuestos muy bajos y con equipos técnicos muy jóvenes, algunos con todavía poca experiencia. Entendíamos que Amdeco era una institución de carácter social, cuyo propósito era fortalecer el sistema asociativo municipal y brindar asistencia técnica a sus alcaldías, no necesariamente brindar servicios.
Pero más allá del carácter de los equipos y Amdeco, preocupa la similaridad de los planes cuando son resultado de una elaboración “en serie”, siguiendo una receta y con equipos con poca experiencia. Mucho tememos que los PDTI --aunque anclados con presupuesto de inversión-- no respondan a nuevos y estructurales problemas territoriales. ¿Cuáles? De a poco la población metropolitana sufre de dramáticos procesos de diferenciación socioespacial y dislocamiento de relaciones. En los últimos 10 años más de 250 barrios cerrados se han consolidado y las lógicas de exclusión son cada día más inverosímiles. En el área metropolitana cada mes se mueven más de 800 millones de dólares resultado de la dinámica inmobiliaria, dinero que se queda en no más de 1.000 personas ¿Este movimiento económico aporta al desarrollo? Al tener un instrumento miope, suponemos que este tipo de fenómenos tienen pocas probabilidades de ser visibilizados y/o tratados.
El autor es arquitecto.
Columnas de JUAN E. CABRERA