Yo también tengo sueños
“Yo tengo un sueño”, es la frase más célebre del discurso de Martín Luther King Jr., pronunciado el 28 de agosto en 1963, desde las escalinatas del Monumento a Lincoln en Washington. El sueño de Martín era que todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras: “¡Libres al fin!, ¡somos libres al fin!”.
Como médico especializado en Salud Pública, los problemas del VIH y sida no son ajenos a mis preocupaciones para lograr disminuir la transmisión del VIH, y lograr el respeto a los derechos humanos de las personas con VIH, como también de las diversidades sexuales.
A fines de 1996, volví a mi país después de 12 años de ausencia y me encontré con una realidad que había olvidado con los años: la mediocridad, los celos, la envidia y sobre todo, el abuso del poder. Retorné a mi Bolivia, porque es mi gente, porque en mi sangre corre su música, su arte, sus paisajes, por supuesto los olores y sabores de nuestras comidas.
Durante estos últimos 20 años que me consagré al tema del VIH en Bolivia, vi de todo un poco: esperanza, solidaridad, compromiso, alegría, felicidad y mucho amor, que siempre me dieron las fuerzas para seguir enfrentando las adversidades. Pero no todo en la vida es de “color de rosa”. Desde la primera ExpoSida en 1998, sufrí el abuso del poder de algunas autoridades del Ministerio de Salud de esa época. Pero el Defensor del Pueblo de esos años me supo defender, no lo olvido jamás y estoy siempre agradecido.
Desde entonces reflexioné sobre el término autoridad, que para mí es una persona profesional que conoce bien el problema, que practica la ética, la deontología, trabaja en equipo, coordina con otras personas u organizaciones para buscar soluciones y reconociendo sus limitaciones.
Pero, en Bolivia el término de “autoridad” se aplica a aquel que tiene el poder, pero desde mi punto de vista no tiene autoridad. Porque aquí en Bolivia se obtienen los cargos públicos cuando tienes el carnet del partido o eres recomendado por algún dirigente.
El 2006, escribí un libro que se llama “El sida en el reino de la impunidad”, porque, el primer acto de corrupción es aceptar un cargo para el que no se está formado o ni se tiene experiencia. Es una injusticia que premia al oportunista y castiga al que hizo esfuerzos para mejorar profesionalmente.
A todas las personas que me pusieron obstáculos, no les guardo rencor, porque supe levantarme en el momento que debía hacerlo. Pero siento tristeza, porque el verdadero objetivo de volver a mi tierra fue de apoyar al Gobierno para vencer al VIH. Nunca pertenecí a un partido político y, como director del Instituto para el Desarrollo Humano, nunca hice política partidaria, ni a favor ni en contra, como lo establecen nuestros estatutos.
Deseo decirles también que jamás busqué una pega, ni la busco, de modo que no soy amenaza para nadie. Lo que construí en estos 20 años, nos costó mucho trabajo a mí y al equipo que me colabora.
Frente al pesimismo de la razón, siempre hice prevalecer el optimismo de la fe, porque creo en la educación, como instrumento de liberación de uno mismo, de los prejuicios, del mecanismo de opresión, como lo explica bien Paolo Freire en su libro: “Pedagogía de los Oprimidos”. Me alimenté de las reflexiones de Iván Illich, “una sociedad sin escuela” y “Némesis Medical”. Creo en este país, en los jóvenes y me nutro en cada conversación con ellos y ellas.
Yo también tengo sueños y en este día mundial de lucha contra el sida, quiero compartirlos con Uds:
-- Sueño con un Gobierno que convoque a los mejores profesionales del país, que haya concursos por méritos, no más el padrinazgo político partidario.
-- Que las personas con VIH que luchen siempre por sus derechos, hagan prevalecer siempre su dignidad.
-- Que haya espacios de diálogo en todos los niveles del Estado central, departamentales y municipales, con la sociedad civil.
-- Que la Gobernación y la Alcaldía de Cercado nos apoyen para continuar con más ExpoSida/ExpoVida más allá de los 19 años, para seguir informando a los jóvenes de ambos sexos, sobre diferentes problemas de nuestra sociedad.
-- Sueño con trabajar con todas las autoridades de cualquier color político, y aunque no les caiga bien, impere sobre todo el trabajo para beneficiar a la población.
-- Que las autoridades de salud informen a la población sobre lo que hicieron todo este año para que el VIH/sida no siga avanzando.
-- Que los datos estadísticos nos sean proporcionados a toda la población. Que comprendan que no son propiedad del Ministerio de Salud, sino son un bien colectivo para dar respuestas a los problemas identificados.
-- Que el personal del Ministerio de Salud esté actualizado en la temática del VIH/sida y las nuevas estrategias a nivel mundial.
-- Que los pacientes con sida tengan una buena infraestructura, buen equipamiento, insumos y un personal que los atienda con calidez y calidad.
Agradezco a todas las personas, organizaciones y autoridades que me brindaron su apoyo, de este Gobierno y de los anteriores, porque hay siempre funcionarios excepcionales que reconocieron y reconocen el trabajo que realiza el Instituto para el Desarrollo Humano. Gracias a ellos y a la población, muchos de mis sueños ya se hicieron realidad.
El autor es médico especializado en Salud Pública.
Columnas de EDGAR VALDEZ