Las verdades de la coca
En la producción de la verdad otras verdades son ignoradas, excluidas o dejadas en “el rincón del olvido”, por los poderes dominantes. Este es el caso de la coca y la reciente aprobación del marco normativo para la Erythroxylon coca . Dos artículos en medios de prensa internacionales, donde se tiende a elogiar la nueva ley general de la coca, dejando de lado problemáticas, por lo menos conflictivas. Particularmente deseo hacer referencia a los argumentos Kathryn Ledebur, directora de Red Andina de Información, y de Linda Farthing, quienes desde tiempo ha, defienden la política plurinacional de coca y drogas.
Para Kathryn Ledebur, la nueva ley de la coca boliviana “no es perfecta, pero es realista y pragmática” afirma en un reportaje de la BBC. Y en otro, elaborado por Linda Farthing para el periódico The Guardian, Ledebur afirma que la nueva ley es un paso en la dirección correcta: “Pese a los acuerdos para aumentar el cultivo, esta ley tiene valor real porque extiende de manera significativa el control del gobierno sobre la producción y la comercialización de la coca”. Más aún, “la normativa boliviana recién promulgada podrá traer mejores resultados a ese país en comparación con las normativas vigentes en Colombia y Perú”, donde “…la ley no permite casi nada de plantaciones de coca y (en Colombia) tienen 96.000 hectáreas”. Finalmente, destaca que el hecho de que la “la normativa (en Bolivia) país es “negociada” con los propios productores de coca, algo que no ha sucedido en los otros dos países que más coca producen en el mundo”.
Por su parte, Linda Farthing, repitiendo un argumento compartido con Ledebur sobre el control social en las zonas cocaleras, afirma que “el gobierno de Morales ha tenido éxito en limitar el cultivo gracias a un innovador programa comunitario ejecutado por el sindicato de productores de coca que garantiza que los agricultores no cultiven más de la cantidad asignada”.
Para desmentir las afirmaciones de las dos investigadoras estadounidenses entusiastas por el “proceso de cambio” cocalero, narro dos historias. La primera proviene de un reportaje del periodista Andrés Gómez, las dos siguientes me las contaron.
Historia 1. ¿Qué es un lote blanco? “Son los lotes originales que ha sido parcelados, divididos hasta en cinco lotes”… cuando el Trópico cochabambino fue colonizado se distribuyeron dos tipos de terreno: unos de 20 hectáreas y otros de 10. Los de 20 han sido dividido en tres, cuatro y hasta en cinco lotes y los de 10 en dos; la nueva parcela es lote blanco y tiene su qatu de coca”…. (estos qatus ) “no están registrados en la Unidad de Desarrollo Económico Social del Trópico (Udestro), pero sí están registrados en cada sindicato”… “Con tu lote blanco te afilias a un sindicato y para empezar te permiten medio qatu , que luego se convierte en un qatu ”.
Historia 2. Cuando llega el tiempo de cosecha del cato de coca, el dueño convoca a familiares y amigos, como grupo de ayuda, y empieza la cosecha. Cuando concluyen, esta es tirada al piso sobre mantas; empiezan a mover la coca para ayudar la deshidratación. Completado el proceso, embolsan el producto. Todo esto se realiza rociado festivamente de unas cervezas. De un cato hoy sale en promedio 6 a 8 paquetes. Culminado el embolsado, a las horas llega la “compradora” en su carro lujoso, hacen el negocio con el dueño del cato (normalmente pagan 2.500 Bs por paquete), las bolsas son cargadas y se las llevan sabe Dios dónde; al dueño del cato no le interesa a quien vende, ni el destino, y que siga la fiesta…
Historia 3. Una estudiante de Sociología chapareña, ya con su chaco propio, participó en la asamblea del sindicato al cual está afiliada, donde se analizaba una medida del gobierno y el rechazo que estaba sufriendo a nivel nacional. La estudiante, con información independiente del hecho analizado, intervino en la asamblea, matizando críticamente las afirmaciones dominantes. La reacción negativa de los dirigentes fue tal que llegaron a amenazarla con quitarle el chaco si continuaba defendiendo posiciones ajenas a la verdad del presidente Evo.
El patrón común en las tres historias es que tales prácticas y comportamientos ilegales y autoritarios solo son posibles en el marco del control social bajo tutelaje estatal. La ley general de la coca lo legaliza e incorpora a la estructura estatal. Estos hechos operan en el marco del control social cocalero, amparado y legitimado por el poder corporativo de los sindicatos, hoy convertidos en verdaderos nodos de las redes del poder plurinacional.
Finalmente, ambos reportajes ignoran que la coca chapareña no es consumida por los acullicadores en Bolivia, en el norte argentino, ni siquiera en el Chapare, y seguramente tampoco por las señoras Ledebur y Farthing, una coca fumigada y totalmente insalubre para el consumo humano.
El autor es sociólogo
Columnas de CARLOS CRESPO