Enamorado de La Paz
Eres una ciudad maravillosa, lo dicen el Alcalde de La Paz, y otras autoridades departamentales y municipales, pero lo principal: lo decimos también los paceños.
Sinceramente te dijo que no soy un enamorado ciego. A veces te veo guapa y a veces te miro fea y descolorida; al mismo tiempo sacudida por todas las marchas y bloqueos que hacen la vida de los paceños algo insufrible, pues todo ser viviente quiere manifestarse contra el gobierno y este casi siempre está de viaje por el exterior o interior del país.
Te quiero hasta los celos, ingrediente de todo amor verdadero y cuando era joven sentía celos hasta de los “amigos de la ciudad”, pues me parecía que tenías algo con ellos, como las mujeres que esconden amoríos con algún pije que las camela.
Ahora recuerdo que un día me fui sin despedirme, hable con tu viejo, el Illimani y le pedí que te cuidara, durante mi ausencia.
Conociendo otras ciudades, bellas y maravillosas, en mi itinerario buscaba siempre alguna que se te pareciera. Alguna que tuviera tus ojos o tu cintura. Estuve con muchas, algunas me gustaron más de la cuenta, como París y Madrid; pero siempre viví pensando en ti hasta que después de algunos años retorné y comprobé que no habías cambiado mucho, pues seguías siendo algo pálida y mal vestida. Lo cual no disminuyó mi viejo enamoramiento. ¿Te acuerdas cuando vestías un traje negro de lentejuelas y me esperaste junto a nuestro mirador preferido, el de Killi Killi?
Volvimos a nuestro amor y teníamos nuestras rencillas como todos los enamorados, pero tu nobleza hizo que mis paisanos me eligieran diputado por La Paz, después Concejal y Alcalde de esta villa, honores que nunca olvidaré aunque todo pasó como un vértigo dejando sólo el perfume de tu fragancia.
Mañana cumples años novia mía y te irás poniendo cada día más bonita, tu cuerpo se hará más armonioso, mientras una tremenda nostalgia y atisbo de cansancio irán marcando el paso de mis luengos años, mientras que otros poetas, escritores y periodistas te cantarán su amor como yo lo hice hace mucho tiempo…
Pacecita: recibe hoy el testimonio de quien mucho te amó y te seguirá cuidando, desde este otro mirador, que es mi columna periodística a la cual se adhiere mi discípula cochabambina, que como muchos foráneos fueron embrujados por tu encanto. Esperemos que este año te veamos con trajes nuevos y perfumes finos cual lo desean todos los enamorados de tu paisaje y tu espíritu.
Columnas de PAULOVICH