Bolivia desde un helicóptero
Todo esto viene a cuento de la información oficial de la actividad electoral que realiza el múltiple reincidente a candidato presidencial que los bolivianos conoceremos hasta el 2025
Todo comenzó con la inocente pregunta de mi corresponsal ante el Palacio Real de la plaza Murillo: “¿cuántas horas de vuelo en helicóptero tiene usted registradas en su récord profesional?”. La miré estupefacto ante esa interrogante que me pareció insólita, pues confieso ante mis lectores que nunca subí a un aparato que no es avión desde que el general René Barrientos encontrara la muerte a bordo de uno de estos vehículos aéreos, sobre la localidad cochabambina de Arque.
Todo esto viene a cuento de la información oficial de la actividad electoral que realiza el múltiple reincidente a candidato presidencial que los bolivianos conoceremos hasta el 2025 si es que Dios no se apiada de nosotros, pues sabemos que en estos momentos se encuentra en Potosí festejando con los “Chutillos” su principal fiesta cívica, aunque estamos seguros de que un helicóptero lo estará esperando para trasladarlo a uno de sus imprevisibles destinos que podría estar situado en el Chapare, en Santa Cruz o en Pando.
Emocionado al reflexionar acerca del futuro trashumante de nuestro mandatario pregunté a mi discípula periodística si ese era el destino compartido por gentes foráneas que podrían venir a conocer Bolivia como turistas y admirar las raras virtudes de algunos bolivianos. Lamentablemente, me enteré de que muy pocos viajeros recalan en esta tierra tan llena de enigmas y de hombres misteriosos como el vicepresidente Álvaro García Linera que se pasa releyendo libros cuando debería estar enseñando en la Universidad de Moscú.
Subrayando así la escasa presencia de turistas en nuestro vasto territorio y el récord de turismo batido por nuestro Presidente en su afán de conocer a países extraños para hablar en ellos de este Typical país, al que muy pocos extranjeros llegan pese a los esfuerzos de la Ministra de Turismo por atraer visitantes.
Luego de un intercambio de opiniones con mi colaboradora periodística le pregunté si había subido alguna vez a un helicóptero, respondiendo la bambina cochabambina que nunca lo había hecho porque le dan miedo esos aparatos que suelen matar a sus pasajeros, razón más que suficiente para adherirme a sus opiniones.
Le dije a Macacha que no se interesara demasiado en esas naves que no son ni automóviles ni aviones y sólo sirven para colaborar en la difícil tarea de estar en varios sitios del país durante un solo día.
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