El Diablo tienta a Evo
Esta mañana muy temprano me santigüé tres veces aconsejando por las virtuosas palabras de mi corresponsal en el Palacio Real de la Plaza Murillo quien me dijo la noche anterior… “tenga cuidado compadre porque mañana es Domingo de Tentación y el Diablo anda suelto perdiendo a las almas de quienes tratan de ser hombres de bien”.
Pregunté a la sagaz periodista si ella había tratado de averiguar acerca de la acción del demonio para tratar de llevar a Evo hacia el camino del pecado. Respondiéndome ella, que fue testigo de la visita de Satanás al Palacio de Gobierno cuando, sin que la guardia militar lo advirtiera, el maligno había logrado introducirse en el despacho presidencial.
Dice la cholita cochabambina que el desprevenido mandatario se dio cuenta de que algo olía mal en su pulcro despacho, lo que le llevó a presumir que algún personaje infernal había invadido el espacio presidencial, lo cual le obligó a decir: “algo huele mal en Chuquiago Marca”. Respondiendo el maligno: “no te inquietes Evito, soy tu amigo el Diablo que ha venido a llevarte al mal porque hoy es Domingo de Tentación y hasta el mismo Dios fue objeto de mis tentaciones, aunque no cayó en ellas”.
Más tranquilo al saber que lo visitaba el Rey de las Tinieblas, el político nacido en Orinoca dijo al Diablo: “Lo único que deseo es gobernar Bolivia hasta el año de la pera, o sea indefinidamente, para cumplir con mis promesas de inmortalidad que hice a mis adeptos, en especial a Alvarito García Linera que no cree en los espíritus benignos ni malignos”.
El Diablo, conocedor del alma humana, le preguntó a Evo si no quería una mujer joven y guapa para que le acompañara en sus tan complejas tareas, a lo que contestó: “las mujeres sólo me han causado problemas y por culpa de una de ellas perdí el referéndum del 21 de febrero, motivo suficiente para que no le pida a usted que me haga caer en esa tentación tan corriente entre los mortales y en especial de las almas de quienes ostentan una pizca de poder”.
Como nuestro presidente presume de ser más vivo que el Diablo le pidió que este ejerciera sus poderes para que sus enemigos sufrieran de inmediatas ambiciones para sucederle en el poder, lo cual los llevaría a un estrepitoso fracaso.
A esta altura del diálogo entre Evo y el Diablo, el ángel caído se sintió un pobre diablo en comparación con el poder y la riqueza que ostenta el máximo líder boliviano y salió subrepticiamente del recinto palaciego con el rabo entre las piernas, pues el mandatario le demostró que sabía mucho más que el mismo Diablo.
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