¿Qué dijo Cochabamba?
De acuerdo al Gobernador, en “todo el departamento, nosotros hemos dicho al hermano presidente que sí al 20-25, de manera que no vamos a pensar que algún cruceño venga aquí a gritar ‘Bolivia dijo no’. Nosotros vamos a gritar ‘Bolivia dijo sí’, ‘Cochabamba dijo sí’, porque los cochabambinos hemos respaldado la nueva reelección de nuestro hermano presidente de manera que no se dejen sorprender aquí por extraños que vienen a tratar de dañar y afectar los Juegos Suramericanos”.
Se trata de una polémica reacción a la movilización ciudadana para exigir, aprovechando la inauguración de los XI Juegos Sudamericanos y la realización de varias competencias, que se respeten los resultados del referendo constitucional de febrero de 2016, en el que se rechazó modificar la Constitución Política del Estado (CPE) y habilitar una nueva repostulación de los actuales mandatarios.
Sin duda, estas movilizaciones sacaron de quicio al Primer Mandatario (que incluso abandonó el acto de inauguración de estos Juegos, como también lo hizo el Vicepresidente del Estado) y lo han obligado, probablemente, a comenzar a reconocer la dura realidad, en forma muy similar al cuento infantil “El Rey está desnudo”.
Y también en forma muy parecida al cuento, sus colaboradores han tratado de buscar cualquier tipo de explicaciones a esa protesta ciudadana sin animarse a reflexionar sobre las causas reales que la han provocado. Es, pues, en ese contexto que el Gobernador del Departamento dijo que las demandas de respeto al 21-F no provenían de cochabambinos que siempre han apoyado al Primer Mandatario, sin prever que su discurso armaría un serio revuelo, pues moros y cristianos lo criticaron e incluso decidieron incoarlo por violar la Ley 045 Contra el racismo y todo tipo de discriminación (proceso que, obviamente, ha sido desestimado por el Ministerio Público, como corresponde cuando el acusado es autoridad, funcionario o militante del MAS).
Empero, esa reacción no sólo muestra una actitud de sumisión ante el poder central por parte del Gobernador. También es reflejo de que en Cochabamba hay una visión negativa de la población cruceña, la que se verbaliza al mismo tiempo que se niega que exista, lo que la convierte en más peligrosa aún. Es decir, en varios sectores sociales cochabambinos prevalece un sentimiento negativo respecto a Santa Cruz, realidad sobre la que debemos reflexionar si en verdad buscamos que Cochabamba recupere el papel de bisagra de la unidad nacional.
Por ello, es posible creer que el Gobernador no hizo la declaración de marras por casualidad ni al calor de la sola adhesión ideológica, política y personal con el Primer Mandatario, sino porque en los niveles de los operadores políticos del régimen saben que ese sentimiento discriminador existe y, como es atávico, no dudan en exacerbarlo, así esto signifique jugar con fuego.
Abonan a esta hipótesis las reacciones que se han desatado, particularmente en las redes sociales, respecto a las denuncias sobre actos de corrupción en el municipio cochabambino y las inferencias que se han hecho respecto a la relación política del Alcalde con el Gobernador de Santa Cruz.
Así, ante las regresiones políticas, económicas, culturales, regionales y raciales que estamos observando, y precisamente para enfrentarlas, es indispensable reflexionar con rigor sobre este tipo de sentimientos si se quiere avanzar hacia el futuro confiados en que podremos acometer procesos de desarrollo y cohesión social que nos permitan construir una sociedad mejor: más justa, democrática y libre.
Entonces sí podremos saber qué dijo Cochabamba.
El autor fue director de Los Tiempos
Columnas de JUAN CRISTÓBAL SORUCO QUIROGA