Reflexiones sobre educación
He leído muchos artículos que analizan y reflexionan sobre la educación, los modelos pedagógicos, los sistemas de evaluación de nuestro y de otros países. La mayoría de ellos, manifiestan críticas profundas a los sistemas y enfoques establecidos. Sin embargo omiten algo que a mi criterio es fundamental. La educación es un proceso social que responde a una necesidad de naturaleza individual y no debiera estructurarse ni evaluarse en sí misma, sin relaciones con su capacidad de aporte a la cultura y vivir bien de los pueblos. Entender la educación de forma descontextualizada es establecer un proceso sin identidad, entendiendo identidad como la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a otras, el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.
Los procesos estandarizados de evaluación constituidos a partir del dominio de contenidos, incluyen la educación en términos de respuesta a necesidades técnicas pero no integran la educación a las necesidades sociales del vivir bien. El sentido de las acciones humanas que, en la cotidianidad, configuran la calidad de vida de los pueblos, no son emergentes solo de su conocimiento, en cambio, de la incorporación de los valores axiológicos a sus decisiones, valores que son de naturaleza cultural, cuyas relaciones con la educación han sido ampliamente explicadas en la teoría socio histórica de Lev Vigotsky.
La globalización tiene la tendencia de estandarizar la cultura y por ende aniquilar la identidad de los pueblos. La descolonización es absolutamente necesaria para mantener viva la cultura en su igualdad y diferencia con otras, sin embargo, se corre el riesgo de confundir descolonización con un nuevo proceso de colonización, entendida como la imposición de una cosmovisión sobre otra de raíces diferentes.
La Ley 070 manifiesta claramente una educación inclusiva e integradora de culturas, sin embargo, la rigidez de sus procedimientos rompe este espíritu universal y constructor de identidades en respeto a las diferencias culturales de un país plurinacional.
Es necesario replantear nuestros procesos y procedimientos de educación y de evaluación de las instituciones educativas. Necesitamos una reflexión válida, despojada de títulos y doctrinas. Estructurar el proceso para la transformación de lo que somos en lo que queremos ser. Es menester hacer de la educación un vector de transformación social y construcción cultural, sin dogmas, equitativa y de derecho, cuyo impacto en el vivir bien (definido y entendido desde los propios principios y formas de vida de la comunidad en la que se implementa el proceso educativo), de nuestros pueblos sea fundamento esencial de evaluación.
El autor es docente universitario.